Por Abel Sberna

La industria de las salmoneras amenaza con asentarse en el Canal Beagle, el estrecho paso marítimo que separa el sector Argentino de la Isla Grande de Tierra del Fuego de la chilena Isla Navarino.

De este lado se alza la ciudad de Ushuaia, la única población trasandina de Argentina y la capital más austral del país. Del otro lado del canal, Puerto Williams, una ciudad que crece día a día y que se posiciona como destino turístico internacional. Ambas ciudades representan las poblaciones más australes del mundo y la disputa por ese título ha sido siempre motivo de rivalidad, o por lo menos esa es la idea que se ha instalado.

Sin embargo, esta competencia por títulos empequeñece frente a lo que fue hace unos años el conflicto del Beagle, disputa entre ambos países por cuestiones limítrofes que casi culminan en un enfrentamiento bélico. Las rivalidades y tensiones políticas entre ambos márgenes del canal hunden sus raíces hasta los orígenes mismos de ambas poblaciones, siendo las piezas de artillería apuntándose mutuamente las manifestaciones más extremas de este enfrentamiento silencioso.

El poder, la política, los negocios y los intereses económicos, bajo las banderas de los países y las expresiones nacionalistas enemistan pueblos que tienen más cosas en común que diferencias, y solo basta parase en la vereda de enfrente para poder vislumbrarlo. Y eso es lo que lograron las salmoneras en el Canal Beagle.

ushuaia

Desde que se conoció la noticia de la posibilidad de la instalación de las salmoneras en las aguas prístinas del Canal Beagle, cientos de personas comenzaron a manifestarse de diferentes maneras, tanto en Argentina como en Chile. Vecinos y vecinas, científicos, educadores, trabajadores del sector gastronómico y turístico, pueblos originarios, ambientalistas e inclusive representantes de sectores políticos y sindicales expresaron su descontento desde el primer momento.

Poco a poco fuimos comprendiendo que el daño que amenaza a nuestro ambiente no reconoce fronteras, banderas o intereses políticos y económicos. El Canal Beagle es uno solo, quienes habitamos sus costas dependemos de él, independientemente del trabajo que tengamos. Ushuaia y Puerto Williams, y todos los pequeños asentamientos que se diseminan a lo largo del Beagle existen de una forma u otra debido a las características únicas de nuestra región, la cual nos define e identifica, más allá de nuestra nacionalidad.

Los habitantes del Beagle tenemos en común ser las ultimas personas antes de llegar a la Antártida. Este entorno natural, con su clima, su geografía y su historia son nuestra identidad y hemos comprendido que su defensa es el único camino para nuestro desarrollo.

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La visita de los reyes de Noruega, de la mano del gobierno chileno, nos encontró unidos como nunca, chilenos y argentinos, en un abrazo fraternal, plantados firmes frente a quienes pretenden atentar contra nuestra tierra y nuestro mar. Hemos comprendido que unidos somos fuertes, que el Canal Beagle nos hermana y que antiguas rivalidades impuestas deben ser dejadas de lado, pues solo nosotros comprendemos la realidad de vivir en el extremo más austral del mundo, sitio que hemos elegido para desarrollarnos plenamente en armonía con uno de los entornos más maravillosos que existen sobre la tierra.

Contrario a debilitarnos, la amenaza de las salmoneras nos fortalece, pues nos ha permitido afianzar antiguos lazos y crear nuevos, comprendiendo que independientemente de la bandera que nos representa, habitamos la misma tierra y sufrimos las mismas consecuencias cuando esta se ve afectada. Este es el triunfo que hemos obtenido con esta lucha, la unión de los pueblos bajo la bandera de la vida, la igualdad, la naturaleza, la libertad, el respeto y el amor, en defensa del ambiente que los contiene, que les da sustento y prosperidad.