Cuando se habla de la conservación de especies, por lo general recordamos algunos animales de las que hemos visto o escuchado mucho, es decir, que “han tenido más marketing”. El rinoceronte blanco, el león, el cóndor y la ballena azul son algunos ejemplos. Pero existen muchísimas especies, no solo animales, que son vulnerables o están en peligro de extinción. Algunas nos resultan más conocidas y otras no tanto.

En referencia a este tema, existen algunos conceptos que suelen confundirse ya que a veces se solapan sus alcances. En particular nos referimos a cuatro términos: especie bandera, especie paraguas, especie clave y especie indicadora. ¿Has escuchado hablar sobre ellas?

¿Qué son las Especies Bandera?

Las especies bandera son aquellas especies carismáticas que hacen que la gente se involucre. Al atraer la atención del público, facilitan el apoyo financiero y gubernamental a los programas de conservación. Y con ello no solo se protege la especie bandera sino también otras que están relacionadas (por ejemplo presas o predadores), que pueden no ser llamativas.

Hace aproximadamente 10 años, el zoólogo y conservacionista Mark Carwardine era entrevistado para la revista juvenil Tunza (PNUMA) y decía lo siguiente: “Por supuesto no son solo los animales bonitos quienes necesitan protección, pero tales especies bandera son la única manera realista de generar un interés importante. La verdad es que, si dices que hay un hongo muy raro en la India que necesita ayuda, nadie levantará un dedo para hacer algo”.

En este sentido, las especies bandera logran generar empatía en las personas. Esto es fundamental para poner en marcha el motor de la conservación. En última instancia, las personas que hoy se preocupan por una determinada especie, extenderán su compromiso y empatía hacia otras especies o ecosistemas amenazados.

Oso panda trepado a un árbol
Muchas especies bandera se han convertido en el logo de diferentes organizaciones, como el panda del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) o el oryx de Fauna & Flora Internacional.

¿y las Especies paraguas?

Las especies paraguas son las que necesitan una gran extensión del terreno para sobrevivir y tener una población viable. Su conservación implica la protección de un hábitat de importantes dimensiones y, por consiguiente, de otras especies que viven allí.

Generalmente, se utilizan para establecer los límites de grandes áreas protegidas, que pueden involucrar a varios países. También se emplean para proponer corredores ecológicos entre áreas naturales que están relativamente aisladas.

Muchas aves y muchos mamíferos carnívoros de gran tamaño son considerados especies paraguas. Algunos ejemplos son el ñu, que se consideró para definir los límites del Parque Nacional Serengueti (Tanzania), y el jaguar o yaguareté, protagonista de la Estrategia de Conservación de Jaguar 2020-2030 lanzada por WWF.

¿qué rol cumplen las Especies clave?

Las especies clave son aquellas cuya presencia mantiene el equilibrio del ecosistema en el que habita. A su vez, influyen sobre otras especies, por ejemplo, mediante el control poblacional de animales o plantas que se consideran plagas o a través de la polinización. Por lo tanto, la importancia de este tipo de especies es la función que cumplen en su hábitat.

Muchas de estas especies son las que se consideran ingenieros del ecosistema porque modifican el ambiente en el que viven y lo hacen habitable para otros seres vivos. Dos ejemplos bastante diferentes son las lombrices y los elefantes.

Elefante con su cría
A su paso, los elefantes abren claros en los bosques que son utilizados por otras especies como corredores. Además, facilitan el crecimiento de nuevas plantas.

Especies indicadoras

Las especies indicadoras son aquellas que permiten evaluar el estado de un ambiente o ecosistema de manera indirecta. Esto se debe a que son especies sensibles a los cambios ambientales, como la presencia de un contaminante en el aire o el agua, o la disminución del oxígeno.

Muchas de ellas también permiten evaluar la presencia de otras especies que conviven en el mismo ambiente y la riqueza de los ecosistemas. Estos bioindicadores facilitan la evaluación de la salud de los ecosistemas.

Los líquenes, las briofitas, los anfibios y algunos insectos y aves se consideran bioindicadores.

Un sapo Dorado sobre una hoja
El 40 % de todas las especies conocidas de anfibios está en peligro de extinción.

Una misma especie puede ser bioindicadora y carismática, o puede funcionar como paraguas y bandera al mismo tiempo, como el puma. Es decir, que estos términos no son excluyentes y, a fin de cuentas, nunca se debe perder de vista que lo importante es conservar la biodiversidad en todas sus formas.

Fuentes:

- Redalyc

- WWF

- Revista Tunza