El acrónimo NIMBY hace referencia a la frase en inglés “Not in my backyard” o en español, “no en mi patio trasero”. El diccionario de Inglés de Oxford define NIMBY como: "una actitud atribuida a las personas que se oponen a la ubicación de algo que consideran perjudicial o peligroso en su propio su propio vecindario, mientras que implícitamente no ponen objeciones a desarrollos similares en otros lugares" [1]. Esta actitud es ampliamente observada en diversos establecimientos como rellenos sanitarios, centrales eléctricas, prisiones, aeropuertos, proyectos de energía solar, entre otros, etc.[2].
Los proyectos de parques eólicos no sólo no escapa de esta definición, sino que también son proyectos en los cuales, a pesar de que la opinión pública apoya la generación sustentable de energía eléctrica y está de acuerdo con los beneficios producidos a nivel general, la población local se opone a dicho desarrollos debido a las potenciales consecuencias negativas que generan en la comunidad local (generalmente el impacto paisajístico/estético, y ambiental). De esta manera, una pregunta clave aparece en escena: ¿Por qué se colocan aerogeneradores aquí y no en otros sitios?
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¿Cómo está afectando esto el desarrollo de la energía eólica?
En los últimos años, y desencadenado por la necesidad creciente de incrementar la producción de energía renovable, la energía eólica ha tomado un papel clave. Según el Global Wind Energy Council (GWEC) la energía eólica instalada a nivel global creció en 2022 hasta situarse en 906 GW, siendo los principales mercados del mundo China, EEUU., Alemania, India y España. En este sentido, una de las principales dificultades que enfrentan los proyectos de energía eólica es encontrar ubicaciones adecuadas para los parques eólicos. Cuando las locaciones se encuentran en cercanías de zonas pobladas, es cuando los movimientos NIMBY toman mayor protagonismo.
Es importante destacar que, no solo en proyectos de carácter eólico, los movimientos de NIMBY pueden ciertamente retrasar e incluso prevenir la implantación de los proyectos, impidiendo el desarrollo de las medidas necesarias para alcanzar los objetivos actuales de emisiones de carbono. Las protestas, peticiones, acciones legales y la resistencia de la comunidad pueden prolongar los procesos de aprobación y permisos, aumentando los costos y los plazos del proyecto. A su vez, para evitar estos inconvenientes,, algunos proyectos de energía eólica pueden ubicarse en áreas menos ideales
Actualmente, muchas compañías desarrolladoras han implementado esquemas de desarrollo comunitario con el objetivo de involucrar a la población en el desarrollo. La participación en las etapas tempranas resulta clave para establecer el apoyo local y cambiar el paradigma de pensamiento de NIMBY a un pensamiento de tipo PIMBY (Please, in my backyard o por favor, en mi patio trasero).
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Para superar este desafío, es importante llevar a cabo una planificación detallada que involucre esquemas de desarrollo comunitario con el objetivo de involucrar a la comunidad en el proceso de planificación y autorización y abordar las preocupaciones de distinta índole. Estos planes de desarrollo comunitario pueden incluir diversas estrategias, tales como incentivos económicos, inversión en infraestructura local, pagos por arrendamiento de tierras y la generación de empleo local.
La transparencia, una buena estrategia de comunicación efectiva y el involucramiento de la comunidad en las distintas etapas del desarrollo de los proyectos son, sin lugar a dudas, las mejores herramientas para sobrepasar los desafíos impuestos por el fenómeno NIMBY.
[1] https://en.oxforddictionaries.com
[2] Cohen, N., Robbins, P., 2011. Green Cities: An A-to-Z Guide: NIMBY. Sage Knowledge, pp. 342–345.