Durante el apagón estatal del 2019, donde el país entero se quedó sin luz, y también en marzo de 2023, con 20 millones de usuarios perjudicados-, hubo una localidad argentina que se enteró del histórico blackout a través de internet y los noticieros. ¿Cuál es el pueblo cordobés que genera luz renovable con cáscara de maní?.

En Ticino, asentado en la provincia de Córdoba, en el Departamento General San Martín, los televisores estaban encendidos, gracias a la planta de generación de energía renovable, que utiliza la cáscara de maní como fuente biomásica, y logró autoabastecer al pueblo donde habitan cerca de 3000 personas.

En plena llanura pampeana, a 200 kilómetros de la ciudad de Córdoba, se accede a través de la Ruta provincial Nº 6. Las 60 manzanas impactan por su equilibrio y limpieza, y esa primera impresión responde al compromiso de los vecinos, que tienen como eje principal, el cuidado de los espacios de recreación y de sus calles de adoquines.

La planta de Generación Ticino Biomasa, que ofrece visitas guiadas en el marco de un incipiente turismo industrial
La planta de Generación Ticino Biomasa, que ofrece visitas guiadas en el marco de un incipiente turismo industrial

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¿Cómo es el pueblo cordobés que genera energía renovable con cáscara de maní?

Situados en el corazón del espacio manisero, donde se produce el 80% del maní de la Argentina, y se procesa el 100%, porque las plantas de procesamiento están instaladas allí. “La parte industrial se hace completa, desde producir las semillas, sembrarlas, arrancarlas, y todo el proceso hasta el producto final y la exportación, por lo que en toda la cadena de valor se genera mano de obra, y hoy es el motor del pueblo, además de la producción agrícola y algo de lechería con tambos robotizados”, expresa el Secretario de Gestión y Comunicación de la Municipalidad de Ticino, Pablo Margiaria.

Incluso están experimentando un suceso de inmigración interna, porque trabajadores de Salta y Corrientes llegan en búsqueda de puestos laborales, y como no siempre se alcanza a cubrir la demanda con la población regional, existen oportunidades que impulsaron una modificación migratoria en los últimos doce años.

Así como generaron beneficios productivos, también implicó algunos retos que supieron convertir en posibilidades. “La acumulación de cáscara año tras año era un problema, porque es difícil de transportar, liviana, se vuela, y se prende fuego sola en ciertas condiciones de humedad y temperatura, por lo que necesitábamos darle un destino a la generación de este residuo”, amplia.

En ese escenario, surgió la idea de utilizar lo que primariamente era un desperdicio, y transformarlo en un subproducto para generar energía. En 2017 se inició la construcción de la planta Generación Ticino Biomasa, y abrió sus puertas en el 2018, como una de las primeras centrales de generación de energía renovable de Argentina. Forma parte de la firma Lorenzati, Ruestch y Cía –especializada en la producción de maní, cereales y oleaginosas- que se estabeció en la localidad hace más de medio siglo y es de valor histórico para los pobladores.

Al utilizar la chala del maní se resolvieron dos necesidades al mismo tiempo: el factor ambiental, para evitar contaminación, y la escasez energética que sufría la localidad
Al utilizar la chala del maní se resolvieron dos necesidades al mismo tiempo: el factor ambiental, para evitar contaminación, y la escasez energética que sufría la localidad

La chala del maní como recurso

Diego Menta trabaja hace 25 años en la compañía, y vivenció todo el proceso, desde la puesta en marcha hasta el desarrollo de lo que al principio parecía complejo. “Cuando arrancamos prendíamos la caldera, funcionábamos 15 minutos y nos sacaban de servicio; para nosotros cada minuto era una victoria, después funcionamos una hora y festejábamos, y la vez que llegamos a trabajar un día completo, pensábamos: ‘¡Todo el día generamos energía!’; era una tremenda alegría, y es increíble que hoy estamos todos los días en marcha, a toda hora”, recuerda Menta.

Por la dificultad del procedimiento, implica trabajo grupal y de formación continua. “Fue mucho aprendizaje, porque para formar un calderista, que es quien opera la caldera, genera el vapor y después pone en marcha la turbina del generador, se requiere un año y medio de capacitación, declara.

Al utilizar la chala del maní se solucionaron dos demandas al mismo tiempo: el factor ambiental, para impedir contaminación, y la escasez energética que padecía la comunidad:
“Consumimos 3,5 toneladas de cáscara de maní por hora, y tenemos un contrato de venta con el sistema interconectado como proveedores del Estado en el que acordamos entregar 3 MV por hora, pero a su vez generamos 0,5 más para poder estar en marcha nosotros”, explica. Frente a un apagón masivo en Ticino se corta la energía, pero a los 15 minutos vuelve, gracias a que la planta no para, y al mismo tiempo sigue aportando a nivel nacional.

Frente al interrogante de cuánto tiempo podrían mantener con luz a la región, la respuesta impacta: “Lo que sea necesario, días, meses, todo el año, porque mientras tengamos materia prima para quemar, podemos generar energía”. Recuerda que cuando inauguraron las visitas eran mayoritariamente de inversores interesados en conocer el funcionamiento, pero a raíz de la popularidad que atravesaron luego de los apagones masivos, los pedidos de paseos guiados provocaron el interés de colegios, facultades y proyectos empresariales.