El Servicio de Parques Nacionales de Estados Unidos ha dado la bienvenida a dos polluelos de cóndor californiano, una especie en peligro crítico de extinción. Las redes sociales se han inundado con conmovedoras imágenes de estos nuevos miembros de una especie que estuvo al borde de la extinción en 1987.
Tras ser considerados extintos en estado salvaje en ese fatídico año, los cóndores de California, las aves terrestres voladoras más grandes del hemisferio occidental, recibieron una oportunidad de supervivencia. Se alentó a los cóndores restantes a reproducirse en cautiverio. Posteriormente, se reintrodujeron parejas en las regiones del norte de Arizona y el sur de Utah.
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Hoy, el renacimiento de esta majestuosa especie es motivo de celebración. Los biólogos a cargo informan que los chequeos de salud iniciales de los polluelos son alentadores y demuestran que están en perfecto estado.
"Recientemente, ambos polluelos fueron sometidos a sus primeros chequeos de salud y estamos encantados de informar que todo parece estar en excelente estado. Durante sus chequeos, el primer polluelo tenía 44 días, mientras que el segundo tenía 68", compartió el Servicio de Parques Nacionales a través de Instagram.
Aunque el cóndor es una especie altamente protegida, todavía enfrenta una amenaza grave: la intoxicación por plomo. Estas impresionantes aves se alimentan de carroña y pueden ingerir inadvertidamente perdigones de plomo o restos de balas que quedan en la caza salvaje, lo que puede provocar envenenamiento.
Este peligro se extiende incluso a los padres, ya que pueden llevar a los nidos animales contaminados. Sin embargo, los funcionarios del Parque Nacional Pinnacles han informado que los niveles de plomo en la sangre de estos cóndores son "muy bajos" y que están bien encaminados para un invierno sin preocupaciones.
A pesar de su nacimiento, estos jóvenes cóndores todavía tienen un largo camino por delante antes de ser independientes y podrían tardar hasta seis meses en crecer por completo. Los visitantes del parque tienen la oportunidad de ser testigos de sus primeros vuelos en el transcurso del invierno.
El control de salud de estas crías no fue una tarea sencilla. Los valientes veterinarios tuvieron que escalar acantilados para acceder a sus nidos con equipo especializado de escalada. En un caso, se encajaron entre la repisa del nido y una roca grande, mientras que en otro, un polluelo fue bajado cuidadosamente al suelo con una cuerda.
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Estos cóndores han sido una parte invaluable del parque durante dos décadas, ya que fue uno de los primeros lugares donde se reintrodujeron estas majestuosas aves con alas que se extienden hasta 10 pies. A lo largo de casi cuatro décadas de esfuerzo de conservación, la población de cóndores ha aumentado a alrededor de 300 individuos en la naturaleza, una victoria monumental para los apasionados conservacionistas.
Fuente: La cara buena del mundo.