La naturaleza no deja de sorprendernos. Desde el aire que respiramos gracias a la fotosíntesis, hasta ser nuestra principal fuente de alimentación, las plantas permiten el desarrollo y evolución de la vida en la tierra. Como si eso no bastara, recientemente, los científicos también han comprobado que las plantas pueden emitir señales de alerta entre ellas, gracias a una especie de "sistema nervioso de luz". ¿De qué se trata?
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¿Qué sabemos?
En su hábitat, los animales requieren redes de señalización molecular rápidas y de largo alcance para integrar la detección y la respuesta en todo su cuerpo.
El aminoácido glutamato actúa como un neurotransmisor excitador en el sistema nervioso central de los vertebrados, facilitando el intercambio de información de largo alcance.
De manera similar, las plantas detectan señales locales, como el ataque de herbívoros, y transmiten esta información a todo el cuerpo de la planta para activar rápidamente las respuestas de defensa en las partes no dañadas.
Sistema nervioso de luz
¿Señalización rápida y de larga distancia en plantas? Así parece.
De acuerdo a una investigación publicada el pasado mes de septiembre en el portal especializado Nature, una planta lesionada en una hoja por un insecto puede alertar a sus otras hojas para comenzar las respuestas de defensa anticipadas.
Trabajando en la planta modelo Arabidopsis, los científicos de University of Wisconsin System, liderados por el Dr. Masatsugu Toyota mostraron que esta señal sistémica comienza con la liberación de glutamato. Luego, los canales iónicos activan una cascada de cambios en la concentración de iones de calcio que se propagan a través de la planta y a través de los canales intercelulares llamados plasmodesmas.
Esta señalización de larga distancia basada en glutamato es rápida: en cuestión de minutos, una hoja no dañada puede responder al llamado de una hoja distante.
¿Para qué sirve?
Para demostrar su teoría, los expertos mostraron en un video una oruga hambrienta, primero trabajando alrededor de los bordes de una hoja, acercándose a la base de la hoja y, con un último bocado, separándola del resto de la planta. En segundos, un resplandor de luz fluorescente subía sobre las otras hojas, una señal de que deben prepararse para futuros ataques de la oruga o sus parientes.
¡Impresionante!
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