¿Alguna vez has escuchado hablar de la abeja gigante? Se trata de una especie de abeja negra que supera en mucho el tamaño de las demás especies. Vive únicamente en unas islas perdidas de Indonesia, y la comunidad científica creía que estaba extinta. Sin embargo, un fotógrafo acaba de demostrar que estábamos equivocados.
El fotógrafo de historia natural, Clay Bol, pasó 40 años tratando de encontrar un ejemplar. Ahora que lo logró, lo describe como un “bulldog volador”.
Y no es para menos, ya que la especie de abeja tiene el tamaño de un pulgar adulto, mucho mayor al tamaño de la abeja europea. El ejemplar observado es hembra y fue localizada en las Molucas del Norte, un grupo de islas muy poco exploradas de Indonesia.
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Los exploradores que la encontraron la bautizaron Wallace, en honor al naturalista Alfred Russel Wallece, quien desarrolló la teoría de la selección natural junto con Darwin, y describió esta especie en 1858.
Sin embargo, luego de la descripción de Wallace, solo existe evidencia de otro avistamiento: un grupo de científicos observó a estas abejas en una expedición en 1981, pero desde entonces no habían sido vistas nuevamente, llevando a muchos a pensar que se habían extinto.
Bol es la primera persona en observarlas desde hace 38 años. El nombre científico de la especie es Megachile plutón. Tiene una envergadura promedio de de 6 cm, lo cual es enorme para una especie de abeja. Las hembras hacen sus nidos a base de montículos de termitas, usando su mandíbula para recolectar resina de árbol y alinear el nido.
Estas abejas dependen principalmente del bosque primario de tierras bajas para obtener resina.
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Conocido como uno de los insectos más raros y buscados del mundo, el hallazgo despierta la esperanza de que los bosques de la región aún contengan más ejemplares, así como otras especies exóticas de insectos.
Uno de los exploradores e integrante de la expedición aseguró que lo que más desea es el impulso de futuras investigaciones que permitan comprender mejor y más profundamente a estas abejas.
El grupo ambientalista Global Wildlife Coservation asegura: “Al convertir a esta abeja en una insignia de la conservación, confiamos en que la especie tenga un futuro más brillante que si dejáramos que se recolectara de manera silenciosa”.
De momento no existe ninguna protección legal sobre la abeja "bulldog", pero esperamos que nuevas iniciativas le ofrezcan la protección que esta especie única se merece.
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