Casi 350 millones de toneladas de dióxido de carbono: esa es la cantidad de CO2 que han emitido los incendios forestales de Australia desde septiembre. Según la plataforma Periodistas por el Planeta, este número se acerca bastante a las 532 millones de toneladas de emisiones anuales vertidas por el país en 2018.
Los incendios, que han arrasado hasta el momento más de 8 millones de hectáreas, han causado 26 muertos desde septiembre, veinte de ellos en Nueva Gales del Sur, donde también más de 2.000 viviendas se quemaron en todo el país.
Además, el profesor del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Fernando Valladares, aseguró que ya se ha quemado más superficie que en la pasada temporada de incendios en el Amazonas. "El balance de carbono arrojado por ahora a la atmósfera terrestre resulta escalofriante y de récord”, agregó el especialista.
Si bien la época de fuegos ha comenzado a atenuarse un poco por las lluvias, las precipitaciones no son muy intensas y tampoco durarán mucho. Además, Valladares es experto en emergencia climática y sostuvo que el "momento culminante” de la temporada de incendios australiana corresponde a finales de enero y a principios de febrero, consecuencia -en parte- de la acumulación de calor y sequedad.
Incluso, las cenizas y manchas de aerosoles han cruzado el Pacífico, llegando hasta Argentina y Chile y, el especialista aseguró que dentro de poco "alcanzarán la atmósfera global planetaria".
Ahora mismo, Australia posee algunas de las zonas más contaminadas del mundo. “Muchas regiones cercanas a los focos se asemejan a Londres durante la era preindustrial”, aseguró Valladares, y agregó que esto se debe a las neblinas de humo: "Es una situación que repercute en muchos aspectos la salud humana".
"Un escenario preocupante"
Los especialistas afirmaron que el escenario que acontece en Australia, es “bastante preocupante”. Luis Suárez, coordinador de Conservación de WWF en España, ha calificado la situación de “dramática”, sobre todo por su excepcionalidad y por sus “efectos devastadores”, no solo para la biodiversidad, debido a la desaparición de ecosistemas y a la muerte de millones de animales, sino también por su impacto en las personas.
Suárez ha lamentado también la pérdida de la cubierta forestal que cuenta con la capacidad para absorber y retener el dióxido de carbono y la humedad, y su repercusión en la diversidad biológica, en cuanto a la desaparición de una masa forestal de la que dependen muchas especies, junto a la posterior ausencia de suelos.
"La situación actual se debe a olas de calor muy prolongadas, unidas a una gran sequía, lo que genera unas condiciones ambientales muy favorables para la expansión de fuegos”, aseguró Suárez. "Además, si se juntan varios días con valores térmicos elevados, fuerte viento y una gran sequedad, tenemos las condiciones perfectas para que se produzcan estos episodios", agregó.
“Si no se registraran más siniestros, el lugar se recuperaría en buena medida, por ejemplo, en unas cuantas décadas, pero el año próximo vendrá otra temporada de incendios y así sucesivamente", concluyó Vallarades.
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