El planeta vivió el junio más caluroso de su historia, y todo indica que esto se repetirá en julio. Reportes de históricas olas de calor han dominado los medios desde el inicio del verano boreal, y esta misma tendencia ha causado decenas de incendios en el Ártico.
Se estima que desde junio han ocurrido más de 100 incendios forestales en el Ártico, principalmente en regiones deshabitadas de Alaska, Siberia y Groenlandia. Según los expertos, la magnitud del problema no tiene precedentes en la historia.
Especialistas de la NASA han obtenido imágenes satelitales que demuestran la impresionante escala de la situación. Enormes llamaradas que abarcan kilómetros han dejado franjas de humo tan extensas que se pueden ver desde el espacio.
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“La cantidad e intensidad de incendios forestales en el Círculo Ártico es inusual y sin precedentes”, dijo Mark Parrington, científico del Servicio de Monitoreo de la Atmósfera de Copérnico (CAMS).
Solo en Rusia, se han confirmado incendios en 11 regiones siberianas que han afectado al menos 845.000 hectáreas, un área similar a la superficie total de los países Líbano o Chipre.
La temperatura promedio de junio en Siberia, donde se concentran los incendios más intensos, fue casi 10 grados más alta que el promedio estimado entre 1981 y 2010, según la Dra. Claudia Volosciuk, científica de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
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Según los expertos, las temperaturas en el Ártico están aumentando a un ritmo mucho mayor al del resto del planeta. Esta dinámica, combinada con las múltiples olas de calor registradas en Europa, ha dado lugar a la cantidad e intensidad de incendios forestales que observamos actualmente.
Los incendios forestales en el Ártico no son algo anormal, pero la magnitud de esta oleada sí lo es. Por si fuera poco, entre el 1 de junio y el 21 de julio, se emitieron aproximadamente 100 megatones de dióxido de carbono a la atmósfera como resultado de los incendios.
Esto es casi el equivalente a la producción de carbono de Bélgica en 2017, según CAMS.
Los incendios no solo fueron causados por el cambio climático, sino que liberan gases de efecto invernadero que a su vez fortalecen sus efectos, en un círculo vicioso de lo más nocivo para el ambiente.
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