Tener un consumo responsable con el planeta y entender que cada compra que hacemos por más pequeña que parezca es un acto político. Cada compra se traduce en decirle a la compañía que está detrás de ese producto que estamos apoyando lo que hacen. Si seguimos comprando lo mismo, bajo las mismas cadenas de producción que atentan gravemente con el planeta, que hacen pruebas en animales y que generan una contaminación desmedida, sin duda nos seguirán vendiendo lo mismo.
Pero este escenario paulatinamente va cambiando, y hoy en día podemos encontrar un consumidor más consciente, especialmente aquellos que buscan la máxima calidad en su alimentación y están sensibilizados por el ecologismo y el desarrollo sostenible.
Los Ecoproductos o productos ecológicos son aquellos que en su proceso de elaboración no utilizan químicos nocivos, como herbicidas, pesticidas, fertilizantes artificiales. Además su producción se caracteriza por ser tradicional y sostenible, respetando el medio ambiente en todo su ciclo de vida, en el cual intervienen todas las etapas, desde el diseño hasta el fin de su vida útil. No sólo abarca productos alimentarios, sino también el segmento de productos de limpieza, cosméticos, prendas de vestir, productos para el hogar y productos de aseo personal, entre otros.
Un producto diseñado bajo criterios ecológicos hipoteca menos al medio ambiente que cualquier tecnología que se encargue “a posteriori” de evitar o reparar los daños ocasionados. Por ejemplo, un automóvil que durante toda su vida útil consume menos recursos por kilómetros, puede estar ecológicamente por encima que un auto que funcione con catalizador.
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Los ecoproductos permiten reducir la degradación de los ecosistemas, el impacto directo de la salud humana y el agotamiento de los recursos naturales.
En la sociedad actual, la conservación y recuperación del medio ambiente va pasando de ser una conveniencia a ser una exigencia social, hasta tal punto que, en cierta medida, hablar de calidad de vida es identificado con el disfrute de un medio ambiente integral, lo menos deteriorado posible. Aire limpio, agua potable, ausencia de ruidos, paisajes, naturaleza, son valores fundamentales para el desarrollo de las sociedades actuales y tenidos cada vez más en cuenta a la hora de planificar o ejecutar cualquier política económica que persiga la satisfacción del cliente.
La excesiva burocratización de la actividad económica y la necesidad de compatibilizar la protección del medio ambiente con los requisitos del mercado lleva a la búsqueda y desarrollo de nuevos instrumentos económicos y jurídicos (legislación medioambiental, gestión medioambiental, auditorias ambientales, etc) que garanticen el cumplimiento de las urgencias de protección medioambiental.
En este contexto, los ecoproductos serán exigidos por los actores sociales de un planeta cuyo futuro pasa por hacer realidad los principios por los que aboga el desarrollo sostenible.
Cuando alcanzamos los límites del planeta, todo parece volver a nosotros en una suerte de “efecto bumerán” ubicuo y multiforme. Se vuelve imperiosa la necesidad de organizar de una manera radicalmente distinta nuestra manera de habitarlo. En todas partes retornan a nosotros los efectos de nuestra actividad –a menudo de forma muy problemática. Podríamos aducir muchos ejemplos, pero uno importante es el de los desechos y residuos que generamos.
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En el medio ambiente nada es aislado. Todos los fenómenos se afectan unos a otros, a la vez, todos se ven influenciados. Olvidar este movimiento y la interacción del universo impide que veamos claramente incluso las cosas simples.
Friedrich Engels.