La poderosa erupción submarina del volcán Hunga Tonga-Hunga Ha'apai ocurrida el 15 de enero pasado en el Pacífico Sur generó una fumarola que alcanzó los 57 km de altura, lo que la convierte en la más alta alguna vez registrada, según se detalla este jueves (03.11.2022) en un estudio publicado por la revista Science.
La fumarola atravesó la mesosfera
Asimismo, la gran columna de gases se convirtió en la primera en haber cruzado la mesosfera: "La mesosfera es una de las capas superiores de la atmósfera y, por lo general, es bastante tranquila: allí arriba no hay clima agradable, y el aire es muy seco y extremadamente fino", explicó Simon Proud, autor principal de la investigación.
"Es una de las partes menos conocidas de la atmósfera, ya que es muy difícil de alcanzar. Abajo de esta podemos utilizar aviones. Arriba, en tanto, tenemos las naves espaciales. Muchos meteoros se queman en la mesosfera, y también alberga nubes noctilucentes (que brillan de noche), que a veces son visibles en el cielo de verano en dirección a los polos", agregó el especialista de la Universidad de Oxford.
La fumarola estaba lejos de alcanzar la siguiente capa atmosférica, la termosfera, que comienza a unos 85 km por encima de la superficie de la Tierra. Una delineación llamada línea de Karman, a 100 km por encima de la superficie de la Tierra, se considera generalmente el límite con el espacio.
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Una erupción diferente
Los científicos subrayaron que esta gran fumarola estaba compuesta principalmente por una mezcla de agua, ceniza y dióxido de azufre, lo que se diferencia de las erupciones terrestres, las cuales carecen de agua.
La ensordecedora erupción envió olas de tsunami a través del Océano Pacífico y produjo una onda atmosférica que dio varias veces la vuelta al mundo.
"Para mí, lo impresionante es la rapidez con la que se produjo la erupción. Pasó de la nada, a una nube de 57 kilómetros de altura en solo 30 minutos. No puedo imaginar lo que debió haber sido ver eso", agregó Proud.
Tres satélites para medir su altura
Las fumarolas más altas antes registradas corresponden al Monte Pinatubo de Filipinas en 1991 (40 km) y a El Chichón de México en 1982 (31 km).
Es probable que otras erupciones produjeran columnas de humo más altas, pero tales mediciones no se podían realizar antes. La fumarola del Krakatoa en Indonesia (1883) probablemente también llegó a la mesosfera.
Los científicos recurrieron a tres satélites meteorológicos que obtuvieron imágenes cada 10 minutos y se basaron en lo que se denomina efecto de paralaje, es decir, determinar la posición de algo viéndolo a lo largo de múltiples líneas de visión.
Una erupción que pudo haber sido peor
Los daños y las pérdidas de vidas humanas -seis muertos- fueron relativamente bajos debido a la ubicación remota de la erupción, aunque esta arrasó una isla pequeña y deshabitada. Tonga es un archipiélago de 176 islas con una población de poco más de 100.000 personas, situado al sureste de Fiyi.
"Podría haber sido mucho peor", reflexionó Proud, sobre este impresionante fenómeno de la naturaleza.
Fuente: DW