El pasado 22 de octubre, el Congreso de Costa Rica aprobó una ley habilitando la pesca de arrastre en ese país. Desde entonces han habido numerosas acciones repudiando la nueva normativa, que fue fuertemente rechazada por ambientalistas y pescadores artesanales, debido a sus negativos efectos en los ecosistemas marinos.
En medio de la polémica, el viernes 30 de octubre, el presidente costarricense ejerció su poder de veto y dejó a la ley sin efecto. Organizaciones ambientalistas locales e internacionales se movilizaron para que eso ocurra, recordándole al mandatario que uno de sus ejes de campaña fue la democracia ambiental.
¿Qué es la pesca de arrastre?
La pesca de arrastre es una práctica utilizada principalmente para atrapar camarones. Consiste en tirar y remolcar enormes redes al océano, que contienen peso para que se mantengan a nivel de los suelos marinos. De este modo, mediante esta técnica se pesca barriendo el fondo, y así es posible obtener los camarones.
De esta manera es como una gran cantidad de tiburones, tortugas, moluscos, crustáceos, erizos, estrellas de mar, entre otras especies marinas, son capturadas sin ser el principal objetivo de esa actividad. Muchas de ellas ni siquiera tienen un interés comercial que justifique su pesca.
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Por el grave daño que provoca en los ecosistemas marinos, es que la pesca de arrastre ya había sido declarada inconstitucional en el año 2013. Por ese motivo es que no solo activistas, sino también personas del propio gobierno costarricense se manifestaron en contra de la ley, que el presidente finalmente dejó sin efecto.
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El dilema de la actividad económica VS. el cuidado ambiental
Se trata de una encrucijada de la que ningún país se ve exento, ya que son muchas las actividades que representan una gran ayuda económica para los países, pero que se dan a costa del ambiente.
Quienes están a favor de la aprobación de la pesca de arrastre en Costa Rica, alegan que la misma contribuiría a solucionar problemas sociales y económicos en la costa del país, que es en donde más se concentra la pobreza. Además, señalan que la Covid-19 ha profundizado la pobreza, y que han aumentado casi al doble las cifras de desempleo, que ahora rondan el 24%. Estos números son los que señalan como respaldo a la necesidad del fomento de la pesca de arrastre.
Este dilema también ha cobrado protagonismo en Argentina, en donde en noviembre se definirá el acuerdo que podría establecer la producción de cerca de un millón de toneladas de carne de cerdo para China. Esto representa más del doble de lo producido actualmente, y ocasionaría graves problemas socioambientales, tales como la contaminación de los acuíferos y la emisión de efecto invernadero, entre muchos otros más.