*PorYvette Sierra Praeli para Mongabay LATAM.
Los derrames de petróleo siguen contaminando los ríos de la Amazonía peruana y afectando a las comunidades nativas. La última semana, imágenes registradas con un dron mostraron cómo el crudo se desplazaba por el río Nieva en dirección al río Marañón, en la región Amazonas, tras un derrame que se originó en el Oleoducto Nor Peruano, a la altura del kilómetro 389 del tramo II de este ducto.
El hecho ocurrió el 18 de enero a la altura de las comunidades nativas del pueblo awajun Patsam y Najaím-Paraiso, en el sector Shawit, distrito de Nieva, provincia de Condorcanqui. Sin embargo, debido al conflicto político social que atraviesa el Perú, la rotura del ducto se atendió una semana después.
Según el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) —adscrito al Ministerio del Ambiente— unos 3600 barriles de petróleo se vertieron entre el 18 y el 27 de enero del 2023. El crudo discurrió por la quebrada de Kayamas hasta llegar al río Chiangos, continuó por el río Nieva hasta alcanzar el río Marañón. Fueron aproximadamente 222 kilómetros de distancia hasta la localidad de Saramiriza, indica el comunicado de la OEFA.
Paolo Tuesta, secretario general de la Municipalidad Provincial de Condorcanqui, informó que fueron más de 30 comunidades cercanas a la zona del derrame las que resultaron afectadas por la presencia del crudo. “Algunas comunidades nativas no cuentan con abastecimiento de agua potable, debemos llevar tanques y otros insumos”, señaló.
Santiago Manuín, presidente del Comité de Lucha de la Provincia de Condorcanqui —hijo del histórico líder indígena del mismo nombre fallecido en 2020—, señala que son ocho las comunidades nativas ubicadas cerca del lugar donde se rompió el ducto, además, indica que 24 comunidades de la zona por donde se ha desplazado el petróleo no cuentan con servicio de agua potable y “que solo consumen agua de las quebradas”. Pero si se consideran “las comunidades que navegan por los ríos Nieva y Marañón, serían 62 las que resultarían perjudicadas”, señala Manuín.
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Inicialmente, el Comité de Lucha de la Provincia de Condorcanqui mantenía cerrada la vía que llegaba hasta la zona donde ocurrió el derrame, por lo que el personal de la OEFA y de Petroperú —empresa estatal responsable del ducto— no lograron llegar hasta el lugar de la rotura para colocar las grapas y detener el flujo del petróleo. Sin embargo, el jueves 26 de enero, luego de que se realizara una asamblea entre representantes de las comunidades nativas, del comité de lucha, de las autoridades regionales y municipales y representantes de OEFA, se llegó a un acuerdo para que se permita el ingreso a la zona del derrame.
El 27 de enero, la OEFA informó que el equipo supervisor de este organismo llegó al punto de emergencia acompañado de autoridades y de representantes de las comunidades. En un comunicado, el organismo estatal también indicó que la supervisión en la zona “permitirá determinar las causas de la emergencia ambiental, la responsabilidad de los hechos y el impacto generado”, además que verificará la implementación del plan de contingencia de Petroperú.
El petróleo llegó hasta el río Marañón
Luego del acuerdo entre las comunidades y las autoridades, el viernes 27 de enero, el equipo técnico de Petroperú instaló una grapa metálica en la zona donde se produjo la ruptura del ducto y así se logró detener la salida del petróleo. También se iniciaron las acciones de control, contención y recuperación del hidrocarburo. Los trabajos se realizaron bajo la supervisión de OEFA, informó el organismo de fiscalización.
Días antes, mientras el petróleo discurría por los ríos mencionados, Petroperú instaló barreras de contención en el río Chiangos, en coordinación con las comunidades nativas ubicadas en esta cuenca, para evitar que el crudo continúe avanzando.
“Se colocaron más de diez barreras en los sectores de comunidades de la parte baja. Así se está conteniendo el derrame, pues va a disminuir la cantidad de petróleo que discurre por el río Nieva y el río Marañón”, dijo Tuesta el día que se realizó la asamblea para autorizar el ingreso de los técnicos hasta la zona donde ocurrió la emergencia.
El funcionario municipal también dijo que el personal del gobierno local de Condorcanqui está realizando un mapeo en la zona para determinar cuántas personas han resultado afectadas y atender a las familias de las comunidades impactadas por el derrame.
“Es muy grande la afectación para las comunidades. En las quebradas pequeñas todo es negro. No hay hábitat para los peces, no hay nada. Es una situación gravísima”, señala el líder indígena Jesús Santiago Manuín. “Por eso pedimos que no solo coloquen las grapas sino que inicien de inmediato la etapa de remediación para todas las comunidades afectadas”, agrega.
Mediante un comunicado, Petroperú informó que el personal que se encuentra en la zona continuará con los trabajos de reparación de la tubería, así como de contención y recuperación del crudo derramado. Además, exhortó a los pobladores a que se alejen de la zona del derrame y eviten recoger el petróleo, puesto que se trata de “una labor que requiere de las medidas de protección adecuadas”.
Desde el inicio del derrame, la empresa estatal de petróleos ha indicado que se trató de una evento provocado por un corte intencional y que en días previos, desde el 14 de enero, los manifestantes ocasionaron “diversos ataques a la tubería”, hechos por los que la empresa estatal “ha presentado las denuncias correspondientes”.
Demoras en la atención de la emergencia
“Deslindamos de la acusación o responsabilidad que le dan a los protestantes. Esto debe ser materia de investigación de la Fiscalía”, dice Manuín sobre la rotura del Oleoducto Nor Peruano. “Los manifestantes no están locos, no pueden cortar algo que perjudicará a toda una quebrada y al principal río que la atraviesa, el río Chiangos, que abastece a todas las comunidades de la carretera”, asegura.
El día que ocurrió el derrame —cuenta Manuín— más de mil personas de diferentes comunidades nativas de los distritos de Condorcanqui y Bagus permanecían en la zona de la comunidad Najaim-Paraíso, en el sector denominado Shawit. Llevaban varios días reunidos en esa zona en apoyo a las protestas que se realizan en Perú desde el 7 de diciembre y que ya han cobrado la vida de más de 50 personas.
Los manifestantes impidieron el pase de los técnicos de OEFA y Petroperú pues, según indica Manuin, Petroperú quería ingresar acompañado de las Fuerzas Armadas y la Policía. “Ese fue el punto crítico para tomar la decisión de que ingresen porque aquí todavía se tiene el recuerdo de los sucesos del 2009, del Baguazo. Y ahora con la situación crítica que está pasando el Perú con más de 50 muertos, los hermanos querían evitar cualquier tipo de represalia”, señala Manuin.
El funcionario municipal, Tuesta, comenta la misma situación: “Cuando empieza el derrame de petróleo, corre el rumor de que iba a ingresar la Policía, por eso todos se repliegan para evitar la intervención policial”. Tuesta agrega que solo permitieron el ingreso del personal de la red de salud.
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Tras varios días de negociaciones entre autoridades locales y regionales con los manifestantes, el 26 de enero se realizó una asamblea en el sector denominado Shawit. En esta reunión —según el acta firmada por todos los asistentes— se acordó brindar seguridad y garantías a los representantes de Petroperú para que realicen las labores de limpieza y se solicitó a OEFA y Defensa Civil que se encarguen de la comunicación con la empresa de petróleo. También se acordó la instalación de una mesa técnica de diálogo entre Petroperú y las comunidades nativas.
Los acuerdos también incluyeron la atención de salud en los lugares contaminados por el petróleo, la participación del municipio provincial para realizar el empadronamiento de las familias afectadas.
En la reunión participaron las autoridades indígenas de Shawit y del comité de lucha de Condorcanqui, representantes de la red de salud de Condorcanqui y de Bagua, el director de Defensa Civil de Amazonas, el gestor intercultural del Ministerio de Cultura, la vicegobernadora regional y el alcalde de Condorcanqui, y el representante de OEFA, según consta en el acta de la asamblea.