A medida que la minería del carbón vaya desapareciendo en todo el mundo a lo largo de la próxima década, habrá que encontrar formas innovadoras de recuperar y reutilizar los yacimientos mineros abandonados.

Esto ya ha empezado a ocurrir en algunas partes del mundo, a menudo de formas que no solo benefician al medio ambiente y al clima, sino que también saben y huelen bien.

Las minas de Alemania Oriental se convierten en lagos

La antigua Alemania Oriental era una potencia minera del carbón, pero la industria se hundió tras la caída del Muro de Berlín.

Poco después, 25 minas de lignito a cielo abierto de la región de Lusacia se transformaron en lagos recreativos. Abarcando los estados de Brandeburgo y Sajonia, el agua de las antiguas minas procedía de varios ríos importantes, como el Spree y el Elster Negro.

Desde entonces, la región ha atraído a unas 30.000 especies animales y vegetales, lo que ha dado lugar a un aumento de la biodiversidad.

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Mientras tanto, en Nueva Zelanda, una mina de oro a cielo abierto cerrada en 2016 fue recuperada con el objetivo de reproducir el ecosistema autóctono.

Más de la mitad de las 260 hectáreas de terreno excavado en la ladera de una colina se regeneraron por completo como parte del Proyecto de Restauración de Reefton, iniciado y gestionado por la propia empresa minera, Oceana Gold.

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Este lago de Alemania era una mina de carbón a cielo abierto.

La lavanda embellece una mina sucia y crea empleo

En Estados Unidos, las empresas mineras están obligadas a sanear las antiguas minas a cielo abierto, aunque miles de ellas permanezcan abandonadas debido a los costes que ello implica.

Debido a la gran cantidad de residuos químicos presentes en las rocas y suelos expuestos, la reforestación o reverdecimiento de los pozos mineros es difícil si no se añade tierra vegetal nueva.

Pero en la vasta región minera de Virginia Occidental, una planta ha florecido en los suelos poco fértiles de las antiguas minas: la lavanda.

La Appalachian Botanical Company, que procesa el aceite aromático para crear productos cosméticos y culinarios, cultiva de forma sostenible esta hierba resistente a la sequía, originaria de los suelos secos y rocosos que rodean el Mediterráneo, en antiguas explotaciones mineras.

De los combustibles fósiles a las energías renovables

De Alemania a China, las granjas solares también están demostrando ser una solución popular para las minas abandonadas.

En la ciudad de Cottbus, uno de los lagos artificiales de una mina de carbón de Lusacia, abandonada hace tiempo, se convertirá en el emplazamiento del mayor parque solar flotante de Alemania. Está previsto que las obras empiecen este año, y que el parque tenga una potencia máxima de 21 megavatios.

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El año pasado se terminó de construir la mayor central solar de Eslovenia en la región minera de Zasavje, en un terreno donde antes había una central de carbón.

Y en la región autónoma china de Mongolia Interior, la mina de carbón a cielo abierto de Boortai, que ocupaba una superficie de casi 200 kilómetros cuadrados, ha sido reutilizada con 1,12 millones de paneles solares. Se informó que, después de que fracasaran los esfuerzos por regenerar todo el emplazamiento, se adoptó la instalación solar como medio ecológico alternativo para rehabilitar la vasta mina.

Aunque la rehabilitación de los pozos mineros suele ser costosa y compleja, la transformación innovadora de estos emplazamientos aumentará a medida que se vaya dejando atrás la minería del carbón.

Fuente: DW