Las impactantes imágenes de la ardiente selva amazónica nos dejaron en shock en 2019. Luego de estos trágicos desastres naturales, está más claro que nunca que, a medida que la emergencia climática se profundiza, la protección de nuestros bosques se vuelve cada vez más crítica.
Sin embargo, a menudo, el café que bebemos y los alimentos que consumimos nacen de esta imprudente destrucción de los bosques. Entre 2001 y 2015, se destruyeron casi 75 millones de hectáreas de área boscosa. ¿El principal motivo? La producción de productos básicos como la soja y el aceite de palma.
En el caso del Amazonas, un 80% de la deforestación actual es impulsada por el sector ganadero, donde la selva tropical se tala para poder criar vacas. Como el ganado utiliza la energía para convertir la hierba en proteínas, se necesitan 10 veces más de tierra que para producir granos.
En Brasil, las tierras de pastoreo superan a las tierras de cultivo en unas cinco veces. Hoy en día hay aproximadamente 85 millones de vacas en el Amazonas brasileño, o alrededor de cuatro vacas por habitante en la región. Junto con el cultivo de la soja, la atención internacional ha alentado a Brasil a tomar medidas para reducir la deforestación causada por la ganadería.
El costo detrás de las hamburguesas
La ganadería no solo es una gran amenaza para la selva amazónica, sino también una gran contribuyente en las emisiones de carbono y, como consecuencia, en el calentamiento global (solo la deforestación causada por la ganadería es responsable de la liberación de 340 millones de toneladas de carbono a la atmósfera cada año, lo que equivale a 3.4% de las emisiones mundiales actuales).
Además, a medida que las empresas e inversores explotan la tierra para obtener beneficios, no solo se destruyen los árboles tropicales que han permanecido en pie durante siglos, sino que también se dañan los hogares y los medios de vida de las comunidades indígenas y el ambiente.
También, como pudimos ver el año pasado, aumenta el riesgo de incendios, se degradan los ecosistemas acuáticos y ribereños, provocando la erosión del suelo, la sedimentación de los ríos y la contaminación con materia orgánica.
Entre las principales empresas que están implicadas en la ganadería en el Amazonas -y que cuentan con más del 45% del ganado en esta área- están JBS S.A, Marfig Global Foods y Minerva Foods, según la organización Global Witness. Si bien estas tres compañías se han comprometido a tomar medidas para ayudar a proteger el bosque, su cadena productiva está altamente contaminada por la deforestación.
Fuentes