Este debate refleja no solo las tensiones entre los países desarrollados y en desarrollo, sino también las implicaciones económicas y ambientales de regular un recurso cada vez más valioso.
Colombia, país anfitrión, propuso la creación de un fondo internacional que garantice una compensación adecuada a las naciones de donde proviene la biodiversidad secuenciada. “Las empresas que utilizan estos recursos ya no saben de dónde provienen y no están pagando los beneficios que corresponden”, afirmó Susana Muhamad, ministra de Ambiente y presidenta de la cumbre.
Este fondo, según Silvia Restrepo, experta del Instituto Boyce Thompson, permitiría invertir en la conservación de los ecosistemas y cerrar las brechas de financiamiento, un aspecto crucial para cumplir los objetivos globales de biodiversidad.
Conflicto sobre la Regulación Financiera
Las negociaciones han estado marcadas por desacuerdos profundos. Canadá rechazó rotundamente la propuesta del Grupo Africano de imponer una tasa del 1% sobre los beneficios obtenidos del uso de recursos genéticos. Por su parte, la Federación Internacional de Asociaciones de Fabricantes Farmacéuticos (FIAF) se opuso al impuesto, advirtiendo que este incrementaría los costos de producción. Sin embargo, en contraste, las grandes empresas continúan generando beneficios millonarios: solo en 2019, AstraZeneca destinó 473 millones de dólares en publicidad.
La discusión sobre el fondo no es solo económica; también está atravesada por el tiempo. Los países tienen apenas cinco años y tres meses para alcanzar los objetivos del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CBD). El Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), encargado hasta ahora de gestionar los recursos, ha sido duramente criticado por la República del Congo, que lidera la voz de África en las negociaciones. El país afirmó que este mecanismo no es suficiente y exigió una alternativa más eficiente.
Movilización social en la COP16
El evento ha sido también un escenario para la movilización social. Mineros y agricultores colombianos protestaron contra las nuevas delimitaciones de áreas protegidas, argumentando que afectan sus fuentes de sustento. Ivonne González, presidenta de la Asociación de Mineros de Santander, expresó su inconformidad: “No vengan a la COP a decir que esto es paz con la naturaleza”. Las tensiones entre conservación y desarrollo son evidentes, con demandas que exigen compensación económica y apoyo a la formalización de actividades mineras.
Por otro lado, pescadores artesanales de toda América Latina han reclamado más espacios de diálogo en las negociaciones, señalando que su modo de vida está profundamente ligado a la biodiversidad. La controversia se agudizó cuando funcionarios de la ONU sugirieron que su activismo podía ser considerado subversivo, lo que provocó que los pescadores adoptaran estrategias de protesta simbólica.
El Día de la Justicia Ambiental y los Derechos Humanos
Este miércoles, la COP16 ha dedicado su jornada a la justicia ambiental, destacando la urgencia de frenar la destrucción de los ecosistemas y proteger a los defensores ambientales. América Latina sigue siendo una de las regiones más peligrosas para activistas, según Global Witness. En este contexto, el Acuerdo de Escazú, que busca garantizar la protección de los defensores ambientales, ha sido mencionado como una herramienta crucial, aunque su implementación sigue siendo un reto en muchos países.
El Futuro de la Transición Energética
La transición energética fue otro tema relevante en las discusiones. Laura Montaño, de la ONG Publish What You Pay, advirtió que “la creciente demanda de minerales está convirtiendo ecosistemas frágiles, como los salares y el mar profundo, en zonas de sacrificio”. Esta transición, insistió, debe ser “comunitaria, feminista y popular”.
Desde Argentina, Iber Sarapura, de la comunidad de Salinas Grandes, denunció los efectos devastadores de la explotación de litio: “Apurar la extracción requiere millones de litros de agua en zonas áridas. Necesitamos otra forma de coexistir y cuidar la Pachamama”.
A su vez, la participación del presidente de Brasil, Lula Da Silva, en el segmento de alto nivel de la COP16, programado para el 29 y 30 de octubre, es esperada con gran expectativa. Lula, quien se recupera de un accidente doméstico, abogará por aumentar los fondos internacionales y fortalecer los compromisos en la lucha contra el cambio climático.
Mientras tanto, las negociaciones continúan con desafíos importantes. La presión por parte de los países del Sur Global para regular el uso de recursos genéticos digitales se enfrenta a la resistencia de los grandes actores del Norte. Esta COP16 podría marcar un punto de inflexión para definir si el mundo avanzará hacia un modelo más equitativo en el uso de la biodiversidad o si las desigualdades se profundizarán aún más.
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