Los muchos años, incluso siglos, los aborígenes han sido descritos como poco civilizados. Con el paso del tiempo, se ha podido constatar lo errónea de esta idea. Si bien los indígenas no tienen las mismas costumbres que la mayor parte de las personas, ni viven de la misma forma; son las personas que más cuidan del planeta en el que vivimos. Incluso, gracias a ellos, aún tenemos pulmones naturales que nos permiten sostener la biodiversidad.
Los aborígenes representan menos del 5% de la población mundial, pero resguardan el 80% de la biodiversidad; concentrada en tan solo el 22% de la superficie terrestre. Está claro que hay muchas cosas que ellos están haciendo mejor que la mayoría de las sociedades actuales.
Algunas de las costumbres ecológicas más beneficiosas de los indígenas que deberíamos aplicar son las siguientes:
Prácticas agrícolas
Los indígenas son especialistas en agricultura, pero no solo hacen uso de estrategias tradicionales; sino que desde hace siglos han aplicado mecanismos que hoy en día son más eficientes que nunca.
Los indígenas son pioneros en la construcción de terrazas para la agricultura. Este tipo de sistemas son muy adecuados para soportar todo tipo de fenómenos meteorológicos; lo cual resulta muy apropiado en estos tiempos en los que se siente las consecuencias del cambio meteorológico.
Conservación de recursos naturales
Parte primordial de la cultura indígena, que deberíamos aprender, es el equilibro de la comunidad con su entorno. Por lo que los grupos indígenas hacen todo lo necesario por ser sustentables; lo cual hacen desde hace siglos, mucho antes de que siquiera se pensara en este término, que es más bien moderno.
La conservación de los espacios naturales y su biodiversidad favorece tanto su entorno como el ecosistema en general, siendo un factor importante en la reducción de los efectos del cambio climático.
Alimentación autóctona
La alimentación de las comunidades indígenas depende enteramente de lo que puedan producir en su entorno. Esto permite reducir el traslado de alimentos y con ello el aumento de los gases de efecto invernadero. Además, este tipo de prácticas suelen ser mucho más saludables.
En las sociedades actuales, los productos como el trigo, el arroz, las papas y el maíz representan un alto porcentaje en la dieta. Esto provoca que estos productos tengan que ser trasladados constantemente desde los espacios donde son producidos hasta las diferentes ciudades; lo que contribuye con el cambio climático.
Aplicando la misma estrategia de los indígenas en cuanto a alimentación, podríamos tener mejor nutrición y mayor sustentabilidad.
Adaptación con el entorno
Las comunidades indígenas se esfuerzan en adaptar sus actividades al entorno natural en el que viven. No realizan construcciones de gran impacto y cuidan los recursos que tienen a su alcance. Sin duda son prácticas que el resto de la sociedad difícilmente podría adoptar, pero que sí podríamos intentar adaptar a nuestras propias costumbres.
Un ejemplo claro de esto es que los indígenas viven en espacios naturales como selvas, sin que ello signifique un deterioro del ambiente; sino todo lo contrario; representan un factor de beneficio para el entorno.