Nota por Emilia Luna Salazar
(Universidad de Belgrano, Argentina)
Vivimos en un mundo donde, a la hora de comer, los fast foods y la soda son la primera elección para muchos. Pero, este ultimo tiempo seviene gestando un movimiento a favor de la comida natural y orgánica. Por un lado, algunosadvierten que se trata de una simple moda pasajera; pero, por otro, están los queafirman que no hay nada más alejado de ello, ya que comer orgánico implica un cambio en todo el estilo de vida.
¿Qué son los productos orgánicos?
Los alimentos orgánicos son aquellos que cumplen con ciertos estándares de calidad en la producción, no contienen químicos, conservantes otransgénicos. Generalmente, los pesticidas u otras sustancias y/o componentes de origenartificial se usan para mantener al producto libre de bacterias, transformargenéticamente su composición y volverlo más apetecible, de mejor tamaño y colorido.Pero, mientras más intervenida esté la producción de cualquier alimento, másriesgos existen de que termine siendo nocivo o tóxico para la salud.
El listado de comida orgánica constituye unmenú amplio, que va desde la miel, pasando por los vegetales, cruzando la secciónde las galletitas y los lácteos, e inclusive llegando las carnes rojas, el pescadoy el pollo. El kit de la cuestión está en entender qué beneficios puede aportar consumirlos.
Beneficios de comer orgánico
Al ser libres de tóxicos, los minerales,vitaminas y compuestos orgánicos de los productos no son alterados oeliminados. Por lo tanto, el alimento mantiene sus propiedades y constituye unafuente importante de nutrientes para el ser humano.
Un estudio de laUniversidad de Newcastle, realizado en 2016, comprobó que la comida orgánica, en especial lasfrutas, verduras y cereales proveen al cuerpo un 60% más de antioxidantes. Éstos protegen nuestra piel, limpian la sangre de radicales libres y ayudan aprevenir enfermedades degenerativas como el cáncer, las cataratas, Alzheimer yenfermedades cardiovasculares, entre otras.
Por otro lado, conservan su auténtico olor,sabor y color, al no ser cultivados con semillas modificadas genéticamente, haciéndolos másagradables al gusto y llamativos.
Otra característica a resaltar es que la elaboraciónes siempre amigable con la naturaleza. Su producción busca reducir los desperdiciosy contaminantes en el agua y la tierra. Las etapas de cultivo siguen los ciclosnaturales de cada especie, sin alterar su crecimiento artificialmente. Esto protegeel ecosistema pues promueve un equilibrio biológico al utilizar fertilizantesnaturales que no afectan el suelo y las especies que interactúan con él.
¿Por qué consumirlos si son más costosos?
Es cierto que los productos orgánicossuelen ser más costosos que el resto de alimentos. Pero se justifica su valor con solo ver los resultados de investigaciones hechas a productos no-orgánicos,modificados genéticamente o tratados con herbicidas y pesticidas, cuyos efectosdañinos han sido demostrados ampliamente.
En el 2015, el Centro de Investigación delCáncer de la ONU afirmó que el glifosato, ingrediente activo delherbicida Roundup tiene probabilidades de ser cancerígeno para los sereshumanos. Éste es uno de los pesticidas más utilizados a nivel mundial y fuecreado por Monsanto.
Monsanto es la más grande multinacional estadounidense,productora de agroquímicos y biotecnología. Cuenta con 404 filiales en 66países y controla el 90% de semillas modificadas genéticamente.
Mundialmente se utilizan este tipo dequímicos para la agricultura. De hecho, países como Estados Unidos, Brasil,China, Canadá, India y Argentina permiten de forma legal el uso de los mismos.El 100% de la producción de alimentos como remolacha, soja, maíz y algodón, enestos países, son de origen transgénico. Sin exceptuar sus derivados, es decirgalletitas, chocolates, bebidas, aceites de origen vegetal, salsas, patatasfritas, entre otros.
Pese a que la comunidad científica hasta ahora no ha probado los efectos directos que productos modificados genéticamente pueden tener en el ser humano y que los estudios sobre pesticidas no han sido difundidos de manera amplia, la tendencia a preferir en la mesa productos orgánicos constituye una medida preventiva para la salud y el bienestar.