Nuestra cultura nos incita a buscar la perfección y a apartar lo que no cumple con la norma. La belleza prima sobre el contenido, y aplicamos esta premisa incluso sobre lo que vamos a comer, como las verduras.
De hecho, las frutas y verduras son el grupo de alimentos con mayores pérdidas. El 45% de los alimentos producidos en este grupo se descartan, aunque sean perfectamente comestibles. ¿Por qué sucede esto? Porque los mayores compradores, los hiper y supermercados, quieren frutas y vegetales de color homogéneo ya que se venden mejor, de tamaño estándar para empaquetarlos de manera eficiente, y que posean larga vida en estantería.
Los porcentajes varían según el vegetal que miremos. En total, alrededor del 25-30% de las zanahorias no llega a la tienda de comestibles debido a defectos físicos o estéticos. Las bananas que no vienen en racimo, o quedan solas en la góndola, no son elegidas por el público y terminan descartadas. Los pepinos que no son rectos o son más curvos de lo esperado, no se comercializan porque no se pueden empaquetar.
¿Cómo puedes ayudar a disminuir el desperdicio?
Evitar el desperdicio de alimentos también es una forma de luchar contra el cambio climático. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) recuerda que en la producción de esas frutas y verduras que acaban en la basura se utilizan recursos naturales: 13 litros de agua para obtener un tomate o 50 litros para producir una naranja. También se precisan semillas, tierra, el trabajo de los agricultores y combustible para transportar los alimentos. Todo eso se derrocha cuando se arroja la comida al tacho.
La mayor parte de este desperdicio es evitable, sobre todo porque el hecho de que una fruta o una verdura no sea linda a la vista no dice nada sobre su sabor, o sobre si es apta o no para el consumo. Si quieres aportar tu granito de arena para evitar que toda esta comida acabe en la basura, puedes hacer la diferencia eligiendo los productos que no se vean perfectos. Llévate a casa los que tengan formas extrañas o sean pequeñas.
Aquí te compartimos otras acciones que puedes incorporar en tu vida para evitar el desperdicio:
En el supermercado
- Compra seguido. Empieza con una compra grande de productos no perecederos y luego haz compras más pequeñas para tener productos frescos en el refrigerador.
- Compra las frutas y verduras a productores locales.
Cuando comas afuera
- Lleva a casa las sobras.
- Comparte platos para minimizar sobras. Pide más si te quedas con hambre.
- Devuelve el pan, manteca y otros productos gratuitos si no piensas consumirlos apenas el mozo los pone en la mesa.
En casa
- Come las sobras.
- Almacena la comida de forma correcta.
- Sanitiza las verduras antes de guardarlas.
- Congela o haz conservas con ingredientes que sobraron de recetas. Haz smoothies con fruta machucada.
- Intenta no desperdiciar productos que requieren mucha agua para obtenerse, como la carne.
En tu comunidad
- Organiza o asiste a clases de cocina, aprende a hacer conservas y cómo almacenar los alimentos.
- Comparte los frutos de tu huerta con tus vecinos.
La próxima vez que vayas de compras, Elige las frutas y verduras feas para que llenen estómagos y no los vertederos.