Los seres humanos somos animales de grupo y transmitimos nuestros conocimientos de generación en generación, de padres a hijos. Varias de esas costumbres ancestrales están arraigadas en la comida. Es también increíble el ingenio que podemos demostrar para aprovechar recursos que, al parecer, nos son inútiles. Es así que, a lo largo y ancho del mundo, hemos desarrollado técnicas que nos permiten hacer comestible lo impensado. Una de esas técnicas es la fermentación.

Algunos de los fermentables más conocidos son el chucrut, el kimchi, el kéfir y la kombucha. Este tipo de alimentos están de boga hoy en día por ser un medio de transporte para los prebióticos y probióticos que necesitamos para mantener saludable nuestra flora bacteriana, pero nos olvidamos que también poseen muchos otros beneficios.

Para empezar, los fermentables suelen prepararse y consumirse sin calentarse, es decir, crudos. Esto nos proporciona acceso a la disposición completa de vitaminas, minerales y enzimas que tenía el alimento original. Además, al haber sido predigerido por los organismos que lo fermentaron, los nutrientes son más fáciles de absorber y utilizar por nuestro organismo.

chucrut

En el caso de los fermentos de verduras, como el sauerkraut, los microorganismos rompen paredes de células vegetales en esta predigestión, por lo que nuestro cuerpo no tiene que trabajar tanto para obtener su energía. Con esto en mente, sumado a la facilidad de absorber nutrientes, podemos entender por qué los alimentos fermentados son sugeridos por el folclore como el alimento ideal para enfermos o ancianos, pues aportan más nutrición por menos esfuerzo.

Es también increíble que estos mismos procesos que nos facilitan la digestión puedan llegar al extremo de hacer comestible algo que en principio es para nosotros indigesto o directamente desperdicio. Por ejemplo, algunos países asiáticos fermentan algas que crecen sobre las rocas de la costa marina.

Seguramente haya tantos tipos y estilos de fermentables como grupos étnicos en el mundo, a medida que vayamos aprendiendo, estudiando y probándolos, descubriremos nuevas propiedades y nuevos horizontes de sabor.

¿Qué fermentados consumes en tu día a día?