En la isla de Nueva Guinea, Indonesia, se encuentra una selva sagrada de ocho superficies que solo permite el ingreso de mujeres desnudas. Se trata de un territorio que prohíbe el paso de hombres y aquellos que intentan entrar, son castigados y multados.
Un documental de la BBC cuenta la historia de este bosque de manglares situado en Jayapura, la capital de Papúa. El cual ha sido durante generaciones un lugar en el que se han reunido mujeres para recoger almejas y compartir sus historias.
La provincia de Papúa en Indonesia, comprende la mayor parte de la mitad oeste de la isla de Nueva Guinea. Dentro de esta selva sagrada, los hombres tienen prohibida la entrada. Los que se atreven a ingresar reciben multas de hasta un millón de rupias (unos 69 dólares), dinero que suele pagarse con una determinada cantidad de piedras pulidas.
¿Qué narra la historia de esta selva?
Una aldeana que lleva por nombre Adriana Meraudje, narra la historia de la selva sagrada:
“Este ha sido siempre un bosque solo para mujeres. Ya existía mucho antes de que yo naciera. Siempre ha estado aquí y con las mismas reglas”, aseguró.
También informó en el documental que, para entrar en el bosque de las mujeres, se tiene que estar desnuda. No se puede ingresar con ropa. Y si un hombre se asoma, será castigado, sancionado y multado. Los llevamos al tribunal tribal.
Otra habitante de la zona llamada Ari Rumboyrusi, explicó que las mujeres se reúnen para intercambiar historias mientras recogen almejas.
“Vamos todas juntas. Invitamos a nuestras amigas y entramos en el bosque en bote. Cuando estamos en el bosque, somos libres ya que no hay hombres alrededor. Solo estamos las mujeres. Así que compartimos libremente historias entre nosotras”.
Además, manifestó que sumergen sus cuerpos en el mar, tanteando el barro en busca de las almejas. Posteriormente, las mujeres venden las almejas que encontraron en el bosque en los mercados cercanos. Esta es una de las razones por la que el bosque es muy importante para las aldeanas, quienes aseguran que no pueden vivir sin ese sitio en el bosque.
“Seguiremos viniendo todos los días a buscar almejas. Aquí las mujeres se confían secretos unas a otras”.
Los problemas de la selva sagrada
En la ultima década, el bosque se ha enfrentado a crecientes problemas por la enorme cantidad de basura procedente de las ciudades cercanas. Las aldeanas indican que hoy en día encuentran más plástico que almejas y están muy tristes por ello.
Relatan que antes solo necesitaban medio día para llenar nuestro bote de almejas. Pero, actualmente, aunque trabajan todo el día apenas pueden llenar la mitad de la embarcación.
Finalmente, las mujeres de la zona aseguran que son más felices cuando están en el bosque.