Quizás alguna vez te preguntaste qué de lo que eres hoy es heredado y qué no; o tal vez no pero siempre te intrigó saber cómo es que la genética incide sobre cómo somos.
En ambos casos debes saber que tú no eres "una combinación perfecta entre tus padres". Eso se creyó durante muchos años hasta que el científico austríaco Gregor Mendel, padre de la genética, escribió en 1865 las leyes de la herencia biológica (Leyes de Mendel).
Su teoría, a diferencia de lo que se creía hasta entonces, sostenía que no había combinaciones o "mezclas" perfectas, sino rasgos que dominaban más que otros. Incuso, también señaló que la descendencia podía tener rasgos no presentes en los padres (genes recesivos). Pero recién se le dio lugar a sus ideas 30 años después de que las publicara.
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¿Qué se hereda de los genes?
Los genes, que se reciben de los padres (un niño o niña hereda el 50% del ADN de su padre y su madre), contienen la "información" que nos hace ser quienes somos: tener cierta estatura, cabello, tono de piel, color de ojos, e incluso estar predispuestos a ciertas enfermedades. De esta manera, algunas características (fisiológicas, morfológicas o metabólicas) pueden transmitirse.
Pero hay una cuota de azar: para cada gen, hay dos variantes: una heredada de la madre y otra, del padre. De ambos, uno será el dominante y el otro, el recesivo. El que se verá físicamente será el primero; mientras que el otro no se podrá observar (excepto que ambos sean recesivos).
Si un niño o niña hereda más rasgos dominantes de su madre, por ejemplo, entonces se parecerá físicamente más a ella.
En cuanto a las enfermedades, la celiaquía, por ejemplo, o los problemas tiroideos podrían tener una cuota genética.
Por último, hay estudios que incluso demuestran que hay aspectos de la personalidad que pueden heredarse; mejor dicho, aquello que se hereda será cierta predisposición que luego puede modificarse con los factores ambientales que contextualicen nuestra vida.
Fuentes: