Comer ha sido desde siempre una cuestión de supervivencia; sin embargo, hoy así como hay personas que sufren de desnutrición, hay otras que tienen sobrepeso. De hecho, en el 2016 más de 1900 millones de adultos de 18 o más años estaban excedidos de su peso, según la OMS.
¿Siempre comemos porque tenemos hambre? Puede ser, pero no es el mismo tipo de hambre todas las veces.
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Además, más allá de ingerir alimentos, comer está relacionado también con nuestras emociones y con nuestros recuerdos; activa mecanismos de recompensa y obtención de placer. Por eso, es más complejo que una simple combinación de nutrientes.
Descubre cuáles son los diferentes tipos de hambre por los que comes. ¿Cuál de todos es el que predomina en ti?
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1. Hambre visual
¿No te ha pasado alguna vez de ver un platillo y desear comerlo? ¿Incluso que automáticamente se generara saliva en tu boca? Los ojos pueden incluso engañar a las papilas gustativas, generando un estímulo en el cerebro que puede confundir los sentidos. Por ejemplo, si en una cata de vinos se ofrece un vino blanco y luego el mismo con un colorante para que parezca tinto, las personas lo describen de manera diferente, aunque su sabor, en sí, sea el mismo.
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Si éste es tu tipo de hambre más frecuente, prepárate platillos coloridos y tentadores para llamar tu atención sobre una comida rica y saludable.
2. Hambre olfativa
Un estímulo infaltable a la hora de comer es el aroma: si es agradable, nos generará hambre. E incluso podrá despertarnos sensaciones o recuerdos del pasado. Pero además, el olfato está muy relacionado con lo que llamamos gusto, por eso si estamos resfiados, por ejemplo, los sabores no nos parecen iguales.
Si éste es tu tipo de hambre más frecuente, agrega hierbas aromáticas y especias.
3. Hambre de boca
Es el deseo de probar en una comida distintos sabores y texturas para saciar todas las áreas de nuestras papilas gustativas.
Si éste es tu hambre más recurrente, sé creativo. Combina texturas y sabores saludables en tus comidas y disfruta comiendo y percibiendo cada diferencia.
4. Hambre de estómago
Seguramente alguna vez tu estómago crujió de hambre si pasaste varias horas sin comer. Este tipo de hambre es el más fisiológico. Nos recuerda que debemos comer para seguir con energía. En general, no se recomienda llegar a este punto, es mejor que tomes colaciones entre comidas, saludables y pequeñas para evitar llegar al almuerzo o la cena con mucho hambre.
5. Hambre de pensamiento
¿No te ha pasado que aunque no tenías hambre comiste porque "era la hora de comer? Es porque a veces, las reglas sociales que nos hacen comer tal o cual cosa, en determinado horario quizás no se adaptan a nuestras necesidades y requerimientos físicos, nutricionales y/o energéticos.
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6. Hambre emocional
Si estamos con ansiedad, estrés, o las cosas no salen como queremos puede que encontremos en la comida una fuente de placer inmediata para tapar la angustia. Lo mejor en estos casos es poder trabajar con un profesional las causas emocionales que estén generando esto para no dañarnos.
En todos los casos, cuídate, escúchate, y no olvides que eres un ser íntegro. Todas las emociones y las molestias o síntomas físicos pueden vincularse. Préstate atención; es una manera de quererte y cuidarte.