Aunque nos hemos acostumbrado a pensar que cualquier desequilibrio que tenemos es provocado por un agente externo que solo podemos combatir con medicamentos, el origen de las enfermedades, muchas veces, se vincula con nuestros propios procesos internos.
De a poco estamos comenzando a comprender que nuestro cuerpo no es un instrumento de nuestros quehaceres diarios y que muchas de las situaciones que nos afectan, nos generan estrés, angustia, miedo o ansiedad, repercuten también en su funcionamiento.
Aunque intentemos no exteriorizarlas y procesarlas en nuestro interior, pueden generar señales en tu cuerpo que indiquen que algo no está bien en tu alma. En este sentido, es posible pensar que la enfermedad tiene un origen emocional generado por algún tipo de sentimiento que no se manifiesta como tal, y por eso se proyecta en el plano físico del cuerpo.
Desde hace muchos años, la Medicina Tradicional China usa la Teoría de los Cinco Elementos para describir cómo se asocian las emociones con los órganos principales de tu cuerpo. Conocerlo te ayudará a detectar qué podría estar pasándote.
Eso sí, debes tener en cuenta que cuando en el cuerpo un órgano se desequilibra, se produce un "efecto dominó" y se genera un desajuste energético a nivel del cuerpo y el alma. Por eso sentimos un malestar que no solo es físico, sino también emocional y mental.
Corazón e intestino delgado
Ambos órganos se vinculan a la alegría que, en la Medicina Tradicional China, se relaciona con el elemento Fuego y una energía expansiva.
A nivel físico, el corazón regula la sangre y controla los vasos sanguíneos; y el intestino delgado, que separa lo puro de lo impuro, se relaciona con él.
Si bien la alegría estimula el funcionamiento de estos órganos, el exceso de ella (la agitación, la euforia, la excitabilidad o la hiperemotividad) pueden conducir a taquicardias, nerviosismo, insomnio, falta de concentración, y otras dificultades.
Quienes suelen tener problemas con estos órganos se caracterizan por ser emotivas, extrovertidas y muy conversadoras; pero suelen sobrecargarse y desbordarse emocionalmente. El equilibrio de la energía de estos órganos genera un estado de serenidad.
Hígado y vesícula
A estos órganos se suele asociar emociones como la rabia, la ira, la cólera, la frustración o la indignación. La Madera es el elemento al que se asocia, caracterizado por una energía generadora.
El hígado es la casa del alma; pero, a nivel físico se encarga de almacenar la sangre y regular la circulación de la energía vital; la vesícula, que almacena y excreta la bilis se vincula con él.
Si sueles tener problemas con estos órganos, puede que seas una persona muy activa, pero que fácilmente suela preocuparse; pudiendo reaccionar agresivamente. Debes saber que la irritabilidad que no manifiestas puede convertirse en frustración. En cambio, la energía equilibrada y generadora del hígado favorece una personalidad que busca constantemente superarse a sí misma, con una clara visión de futuro.
Pulmón e intestino grueso
Estos órganos, asociados con el elemento Metal, se vinculan con la melancolía, la tristeza y la aflicción. Si estás pasando por un momento en que sientes falta de apetito, opresión en el pecho o pereza, quizá exista algún sentimiento de tristeza que necesites expresar.
Los pulmones son los que regulan la respiración y, con ella, la energía vital. Con ellos se relaciona el intestino grueso, que absorbe lo puro y excreta lo impuro.
Quienes suelen tener conflictos en estos órganos (respiración entrecortada, ansiedad, falta de aire) se caracterizan por ser muy racionales, independientes; y suelen crearse un mundo interior de protección que a veces puede explotar en síntomas físicos. En cambio, el equilibrio de esta energía alimenta la integridad y dignidad.
Bazo y estómago
A estos órganos se asocia la reflexión, la preocupación, la obsesión y la nostalgia; y su elemento representativo es la Tierra.
El bazo regula la transformación y el transporte de energía vital y controla el tejido muscular; el estomago, por su parte, recibe y procesa los alimentos y por eso se asocia a él. Entre ambos se genera una energía estabilizadora, resultante de la ascendente del bazo y la descendente del estómago.
Quienes se caracterizan por tener problemas en estos órganos (úlceras e indigestión, ente otros) suelen ser personas calmas y dulces, pero con dificultad para tomar decisiones en la vida. El equilibrio de esta energía alimenta las virtudes de la compasión y la empatía.
Riñón y vejiga
La emoción asociada con el riñón y la vejiga es el miedo, la angustia; su elemento asociado es el Agua.
Los riñones controlan el crecimiento y el desarrollo, producen médula y sangre y controlan el tejido óseo. Por su parte, la vejiga almacena orina y controla la excreción.
Por eso quienes presentan debilidad, dolor de lumbares, entre otros síntomas, deberían pensar si hay algo que esté generándoles incertidumbre y dolor. Pero, mantener el equilibrio de la energía renal desarrolla una gran confianza en las propias capacidades.
También puedes ahondar más en este tema y conocer qué significa cada enfermedad de acuerdo a la biodescodificación o saber por qué lo que tu mente piensa, tu cuerpo lo refleja.
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