La relación de cada persona con los colores pareciera ser casi intuitiva: existen algunas tonalidades que nos atraen más, otras que nos generan sensaciones particulares, nos remiten a recuerdos placenteros o, incluso, a algunos que deseamos dejar atrás.
Lo cierto es que resulta indiscutible nuestra vinculación natural con cada tonalidad, que siempre nos resulta fascinante y enigmática; tal como sucede cuando se dibuja ante nuestros ojos el arco iris en el cielo. De esta manera, los colores pueden inspirar, calmar o incentivar nuestras percepciones, ya que emiten vibraciones que, al llegarnos de diferente manera, producen efectos distintos. En esto se basa la c.
Desde tiempos muy antiguos, el color se ha utilizado en civilizaciones como la egipcia, china o india. Fue allí donde se descubrió que cada tonalidad tenía un gran potencial curativo. Por ejemplo, en algunas mezquitas de Irán se utilizaron azulejos vidriados de diferentes colores con el fin de inspirar y purificar el espíritu. Del mismo modo, en India, los colores adquieren un rol central en la teoría de los chakras, es decir, de los centros de energía del cuerpo.
De acuerdo a esta cosmovisión, el chakra de la coronilla, cuyo color es el blanco o violeta, tiene la función de la trascendencia; el del entrecejo, de color índigo, está ligado a la intuición y percepción; el de la garganta, al que le corresponde el color azul, está ligado al habla y la autoexpresión; el que le corresponde al corazón, de color verde, está relacionado con el amor y la compasión; el situado en el plexo solar, amarillo, está ligado a la mente y el control; el ubicado en el sacro, de color naranja, a la creatividad y la energía sexual; y el último, ubicado en la próstata, y ligado al color rojo, es asociado con el instinto y la seguridad.
Muchos años más tarde del surgimiento de teorías como éstas, en 1810, Johann Wolfgang von Goethe escribió la “Teoría de los colores” donde estudió los efectos fisiológicos y psicológicos de los colores en las personas. Él fue quien impulsó la base de lo que más tarde sería la “psicología del color”.
Esta larga tradición –que aquí resulta imposible retomar con toda su complejidad- es la que recupera la “Cromoterapia” o “terapia del color”, que es utilizada cada vez más como terapia alternativa capaz de generar armonía y bienestar. Muchas personas recurren a ella, incluso, para sanar algunas enfermedades, considerando a éstas como un desequilibrio espiritual y corporal.
Se basa en la capacidad de los colores para emitir vibraciones e irradiar energía no solo a nivel ocular, sino en todo el cuerpo, y especialmente, en nuestras emociones. De esta manera la Cromoterapia se distingue de otras terapias por tener una concepción holística de la salud y el hombre en general.
¿Cuáles son las propiedades de cada color en la cromoterapia?
Azul: ayuda a la sanación y sus vibraciones transmiten generosidad. Disminuye el estrés y despeja la mente. A nivel corporal, se utiliza en el tratamiento de problemas tiroideos, y para tratar llagas, quemaduras y otras irritaciones.
Verde: genera serenidad, calma y paciencia. Ayuda a estabilizar y crear armonía. Además, favorece el sistema muscular, el aparato motriz, y ayuda en terapias contra el dolor.
Naranja: refuerza la seguridad y el autoestima. Incide sobre el intelecto y la fuerza física. También puede ayudar a superar pérdidas emocionales.
Rojo: las vibraciones del color rojo tienen un gran poder estimulante, que facilita la toma de decisiones y la superación de pensamientos negativos. A nivel corporal incrementa la circulación, y estimula el hígado.
Amarillo: ayuda a la concentración y a estimular el cerebro. Puede utilizarse para mejorar la digestión e, incluso, para tratar la depresión.
Violeta: sus vibraciones actúan reduciendo el sentimiento de soledad y disminuyendo los miedos y el insomnio. Además, ayuda a mejorar la confianza.
Turquesa: es utilizado para reforzar el sistema inmunológico, y se relaciona con la garganta, el pecho y la tiroides. También estimula el discernimiento.
Magenta: es utilizado para tratar la sinusitis, o el zumbido de oídos, entre otras afecciones. Crea un sentimiento de amabilidad, amor y compasión.
¿Cómo se aplica la cromoterapia?
En general, en la cromoterapia se utilizan lámparas halógenas con filtros de color, con las cuales se exponen a los pacientes unos minutos durante cada sesión. El color es elegido de acuerdo al tratamiento particular y puede aplicarse en un área local del cuerpo por vez.
Además existen otras aplicaciones que, por ejemplo, utilizan envases de cristal de colores que se llenan con agua y se dejan al sol antes de beberse; entre otras.
Pero también puedes aprovechar las propiedades de los colores de un modo más sencillo, en tu vida cotidiana: vestirte o utilizar algún anillo del color que se relaciona con lo que necesitas modificar, por ejemplo, es una excelente opción. También puedes pintar con el color más adecuado para ti algún ambiente de la casa, o colocar algunos adornos.
Otro ejercicio es visualizar el color que necesites por algunos minutos, cuando meditas o cuando estés tranquilo, por ejemplo antes de dormir.
Recuerda que todos los colores son una descomposición del haz de la luz, y que la fuente más importante y natural, es la del sol. Por eso, siempre que puedas disfruta del aire libre, ya que eso te llenará de energía y renovará tu estado de ánimo.
También puedes probar el color en tu dieta, incorporando todas las propiedades vegetales, ¡por su tonalidad!