Históricamente, se ha considerado a las infancias como objetos que se poseen, personas incompletas y con incapacidad de entender, o de participar en el diseño y construcción de su realidad, sin reconocer que es todo lo contrario: no son objetos sino personas con enormes capacidades, con ideas propias e increíbles que pueden ayudar mucho a construir un mejor presente y futuro para la humanidad.
Niñas y niños, con su particular mirada sin filtros, sin prejuicios, sin intereses mezquinos, ponen frente a nuestros ojos lo que a ellos les importa, lo que debería ser fundamental para todos como jugar con la tierra y cuidar una planta, correr en un bosque o bañarse en un río con agua clara y tener un aire limpio para respirar.
En el marco del Día de la Niñez, es importante reconocer la importancia de ver a través de sus ojos, de escuchar su voz y de seguir su ejemplo. Ellas y ellos, cuando nos recuerdan no tirar basura, o que no debemos usar plástico o que usemos menos el auto, cuando nos piden no talar un árbol, nos están marcando la ruta que debemos seguir hacia un futuro más verde y más justo.
Lamentablemente, a pesar de llevar 96 años de la firma de la “Declaración de Ginebra” donde se establecieron las garantías de los niños y las niñas, al día de hoy hay cuestiones fundamentales en las que las infancias son excluidas y esto podría ser una pieza clave para cambiar el modelo social, económico, político y ambiental en el que funcionamos.
Según el Consejo Nacional de Población (CONAPO) de México, hasta abril de 2019 el 31.4 por ciento de la población en México eran niñas, niños y adolescentes de 0 a 17 años. A pesar de ser una parte importante de la sociedad, de acuerdo con un informe de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) el 22.5% de niñas y niños entre 9 y 11 años, y el 36% de adolescentes entre 12 y 17 años, considera que en México sus derechos se respetan poco o nada.
Los problemas más graves que enfrenta esta población están relacionados a la violencia y la violencia sexual principalmente a niñas y adolescentes, la falta de acceso a servicios de salud, a la alimentación adecuada y las consecuencias que estos conllevan, como son enfermedades de obesidad, sobrepeso, desnutrición, o acceso a un ambiente sano con consecuencias igualmente dañinas con mala calidad del aire que genera enfermedades respiratorias o con falta de espacios recreativos públicos que ayuden a contrarrestar muchos de los puntos anteriores.
Es este contexto tan desafiante que se vuelve una urgencia el aplicar metodologías incluyentes para incorporar las experiencias, visiones y los mensajes de la niñez y la adolescencia sobre el mundo que queremos ver, pues en particular las y los niños son objeto de programas que ven su participación como un aspecto protocolario o superfluo donde se cree que con el envío de dibujos o ensayos se atiende la necesidad de foros de expresión pero que en realidad es insuficiente.
Lo bueno es que en los últimos años, gracias a diversas organizaciones se han conseguido otro tipo de espacios como algunos foros infantiles. Tal es el trabajo que ha hecho UNICEF y organizaciones como la REDIM, que ha buscado promover marcos y metodologías para la participación infantil que valoren e integren las opiniones de esta parte de la población en las políticas públicas para garantizar sus derechos.
Desde Greenpeace México, reconocemos la relevancia de este trabajo que debe ser continuo y congruente con el hecho de que las y los niños no solo son el futuro sino el presente del país y que nos han demostrado que tienen mucho que aportar para modificar la política del país, los hábitos de consumo y de producción que explotan los recursos naturales y envenenan a la población.
Niñas y niños alzan la voz pidiendo un futuro sostenible, justo y feliz, elementos a los que nadie se opone (al menos abiertamente), y que muchas de nuestras acciones obstaculizan: por un lado con políticas y proyectos que generan más emisiones como las refinerías, o desde el acto individual de usar el auto que contamina el ambiente y vulnera la salud de poblaciones como la infantil.
Por ello, actualmente impulsamos talleres de participación protagónica infantil en materia ambiental y en particular sobre la calidad del aire en 7 de las ciudades más contaminadas en México, ya que creemos que reconocer sus aportaciones es vital para construir una ciudad sostenible, y además seguimos impulsando propuestas que por ejemplo ahora en el marco de la pandemia, contribuyen a una recuperación ecológica y justa.
Ya que hablar de la recuperación económica basada en costos ambientales no solo amenaza el futuro de la humanidad, sino que ignora todas las demandas que nos hacen en el día a día los movimientos de niñas, niños y adolescentes como es el caso del colectivo “Yo respiro Monterrey” y de Fridays for Future, así como todas las iniciativas por parte de niñas en el país y en el mundo.