Siempre me llamaron la atención los ojos. Los hay brillantes, limpios, encendidos, observan desde la tonalidad azulada, verdosa o grisácea. Hay otros opacos, sin luz, y aquellos que son llamativamente oscuros como el azabache. De todas formas y colores hay ojos que expresan y conectan y a veces también furtivamente, prefieren escapar.
Cierra los ojos por un instante. Piensa en la importancia de la mirada y aparecerán recuerdos a borbotones: ojos enamorados, sorprendidos, entristecidos, pasmados y pícaros. Ojos expresivos y apáticos, simpáticos y empáticos, vitales o sin brillo. La mirada es una vía maravillosa de comunicación que ocasionalmente suma, a la simple mirada, el arqueamiento de una ceja o un parpadeo sugestivo.
[También te puede interesar: 7 claves para empatizar con un tapabocas de por medio]
Tanto nos interpela la mirada que existen cientos de escritos de diferentes autores que ante variadas situaciones, se han expresado sobre su importancia.
Una expresión en verdad intensa requiere la cooperación de los ojos: mirar con fijeza y fulgor transmite poderosos mensajes. En la mitología griega, la Gorgona Medusa, hermana mortal de Esteno y Euríale, convertía en piedra a todo aquel que la mirara a los ojos. Sí lo sabría Perseo, que tuvo que valerse de la imagen de la Gorgona reflejada en su escudo para lograr acercarse lo suficiente para decapitarla.
La vista reina sobre los demás sentidos. Deberíamos degradarla para jerarquizar cualquiera de los otros. René Descartes afirmaba que toda la conducción de la vida depende de nuestros sentidos, de los cuales la vista es el más noble y universal.
Para San Mateo el ojo era la lámpara del cuerpo. A su vez, Leonardo Da Vinci afirmaba que el ojo, la ventana del alma, es el principal medio para apreciar la forma más completa y profusa de las infinitas obras de la naturaleza. El artista florentino ponderaba especialmente la vista como el instrumento más certero con que cuenta el artista para reconocer formas y estructuras.
La dependencia que tiene el cerebro de este órgano inspira las más intrincadas ideas simbólicas y constituye una fuente de inspiración para entrar al plano de lo metafórico.
"Los ojos son el espejo del alma", dice una expresión popular. Tal vez por ello, conscientes de ese reflejo del fulgor interior, muchos prefieren ocultarse en la impersonalidad que brindan los anteojos oscuros.
Ítalo Calvino afirmaba que contemplar los propios ojos no es nada fácil. Sin embargo, cualquier situación, puede ser útil para entender y aprender nuevas cosas.
En la compleja tarea de la relación humana, la mirada constituye una de las principales herramientas para establecer empatía, incluso en el abrazo cálido que podemos dar sin necesidad de tocarnos. A través de una mirada cálida podemos acercar muchas distancias y conocer más allá de nuestras propias fronteras.