La deuda del Estado Argentino para con las comunidades indígenas se remonta desde su creación hasta al día de hoy. Es clara la fuerte determinación de parte de las instituciones del Estado de excluir y expulsar a las comunidades indígenas que habitan estas tierras desde tiempos ancestrales, a través de constantes persecuciones, abusos, rechazo a sus identidades, costumbres, lenguas y formas de vivir.
En este contexto de ininterrumpidas violaciones a sus derechos humanos es que surge, en el año 2013, el Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir, de la mano de Moira Millán, weichafe (guerrera) y activista mapuche.
El Movimiento comenzó a cobrar notoriedad en octubre del 2019, al estar presente y acompañar firmemente la vigilia que se produjo desde el día miércoles 9 de octubre hasta el viernes 18 de octubre de ese año en el marco de la ocupación pacífica que tuvo lugar en el Ministerio del Interior, situado en el barrio de Monserrat en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Allí se reunieron más de 20 mujeres indígenas autoconvocadas de distintas provincias, tales como Chubut, Formosa, Misiones, Salta y Santa Fe. Se situaron en el hall de entrada del Ministerio, donde pasaron las nueve noches, siendo asistidas con comida, frazadas y ropa de abrigo de parte de activistas y vecinos de la zona que se solidarizaron y fueron bienvenidos a sumarse a la vigilia.
Se le exigía al entonces ministro del interior, Rogelio Frigerio, recibir a las mujeres y escuchar sus reclamos, que abarcaban desde temas puntuales y urgentes, como el abastecimiento de agua potable para la comunidad guaraní en Misiones, hasta temas más estructurales como lo es la problemática del terricidio. Es esta demanda en particular la que, dada su complejidad, desde el Ministerio dijeron no tener las competencias necesarias para poder tratarlo, obviando que el terricidio es justamente la base de las violencias que se ejercen diariamente desde el Estado sobre las mujeres indígenas, sus comunidades y sus territorios. Es claro que si desde las instituciones del Estado son quienes reproducen esas violencias, deberían entonces ser quienes tengan las competencias necesarias para ponerles un alto.
Fue en el marco de esta movilización que Moira Millán manifestó: “Nos parece que no es una cuestión de ‘gobiernos’, es una cuestión de un Estado históricamente racista. […] Los políticos que vienen tampoco hablan de la gente indígena y de los derechos de la naturaleza, de la gente ambiental. Nos preocupa que la muerte se siga perpetuando como modelo de desarrollo económico”.
Cuando Millán habla de “muerte” se está refiriendo a un tipo de violencia sistemática específica y para ello introduce un término que mencionamos anteriormente: “terricidio”.
Millán explica el terricidio como el exterminio sistemático de todas las formas de vida. Esto incluye el ecocidio, el genocidio, el femicidio, el culturicidio y el epistemicidio.
Siempre trasladado a la problemática indígena, se está haciendo referencia, en primer lugar, a la destrucción de la naturaleza, lugares para ellos sagrados, incluyendo bosques, humedales, ríos y montañas. En segundo lugar, se habla del exterminio de los pueblos originarios, particularmente de sus líderes ambientales y de las mujeres indígenas, quienes sufren asesinatos, violaciones y todo tipo de abusos, en su mayoría por parte de la policía y las fuerzas represoras del Estado, que se encuentran en sus territorios por la militarización que sufre el mismo, teniendo por objetivo desalojar a estos pueblos de sus tierras y poder instalar sus negocios empresariales. Por último, se incluye también la eliminación y descalificación de la cultura indígena, despreciando sus formas de entender el mundo y sus prácticas ancestrales.
De esta forma, el término “terricidio” lo que hace es conectar la vida de los pueblos, de las mujeres, de los territorios y de la naturaleza, entendiéndolas como un todo.
El Movimiento de Mujeres Indígenas exige que el terricidio sea considerado un crimen de lesa naturaleza y lesa humanidad para que así sea posible juzgar penalmente a quienes cometan estos crímenes, ya sean empresas extractivistas o gobiernos. El delito no prescribiría y los condenados tendrían penas máximas.
las causas por las que lucha el movimiento
Actualmente, el Movimiento se encuentra luchando por diversas causas, siendo algunas de ellas:
- La sanción de una ley de humedales que regule, proteja y conserve estos territorios, dado que su destrucción altera la vida silvestre que allí habita y produce inundaciones. Actualmente existe un proyecto presentado en el Congreso de la Nación pero, de no ser tratado, este podría perder estado parlamentario a fines del 2021.
- El rechazo a la tala de bosque nativo en la provincia de Chubut que, desde principios de julio de este año, quiere llevarse a cabo con el objetivo de ampliar una pista de esquí ubicada en una zona rural de la ciudad de Esquel, yendo contra la Ley Nacional de Protección Ambiental de Bosques Nativos, sancionada a fines del 2007, que prohíbe la alteración de esta área.
- Pedir justicia y que se identifiquen a los culpables por los incendios que se produjeron en la Patagonia, más específicamente en la región de la Comarca Andina, durante semanas en marzo de este año. Estos incendios arrasaron más de 30 mil hectáreas, afectaron alrededor de 500 viviendas y se intuye que podrían haber sido provocados de manera intencional.