Konrad Lorenz dijo que todo peligro pierde mucho de suamenaza cuando se han descubierto sus causas. Tal vez esto no sorprende amuchos, pero al pasar toda su vida estudiando el comportamiento de losanimales, es innegable que Lorenz sabía de lo que hablaba.
Apodado el padre de la etología (estudio de la conductaanimal), también fue un experto de la conducta humana, pues al conocer la teoríade comportamiento de muchas criaturas, es imposible que no supiera un pocoacerca de nuestro propio actuar.
Desde pequeño, Konrad Lorenz descubrió su pasión por los animales. Pasaba gran parte de su tiempo con su gran número de mascotas y sentía una especial fascinación por los gansos salvajes, a quienes estudió toda su vida, sacando de ellos gran parte de sus ideas más famosas. A pesar de que estudió Medicina, se especializó en Zoología y junto a Niko Tinbergen sentaron las bases de la etología.
Lorenz demostró que la etología compartía similitudes con la psicología, pues a final de cuentas el hombre es un animal racional. Descubrió que muchos animales tienen “patrones fijos de conducta”, que son pautas de comportamiento invariables. Esto quiere decir que ciertos animales siempre se comportarán de cierta forma al ser presentados en específicas situaciones.
También demostró que tanto animales como humanos tienen respuestas instintivas marcadas por la genética. Eso quiere decir que no todo lo que hacemos es porque lo aprendimos durante nuestra vida, sino que nuestro ADN contiene información que nos obliga a actuar ante ciertos estímulos.
Esto fue trascendental, pues lo demostró en la misma época en que Freud dijo que nuestro inconsciente también nos controlaba, así como Albert Einstein y su teoría de la relatividad dejó claro que nuestra realidad se puede percibir de distintas maneras. Esto supuso una verdadera ruptura con la idea de que el ser humano tiene completo control sobre sus acciones.
¿Qué nos enseña Konrad Lorenz sobre nuestra propia conducta? “La ansiedad con miedo y el miedo con ansiedad contribuyen a robarle al ser humano sus cualidades más esenciales. Una de ellas es la reflexión”.
A través de los estudios con animales, Konrad Lorenz encontró una forma de definir al ser humano. Las diferencias y similitudes le ayudaban a comprender la mente humana, tal como sucedió con su teoría de la impronta, que demostró que ciertos animales se “atan” al primer objeto en movimiento que ven al nacer, por lo que existen relaciones inquebrantables. Esa teoría sirvió no sólo para el mundo animal, sino para entender las relaciones afectivas entre la gente.
Por sus estudios, que a veces parecían ser tratados sobre la humanidad, pero reflejados en animales, ganó el Premio Nobel de Medicina en 1973. Su legado va más allá de observar el comportamiento animal, sino de hacernos entender nuestro propio espíritu y su conexión con la naturaleza.