Para muchos, la adultez representa haber llegado a la etapa en la que ya nada queda por hacer; sin embargo, constantemente conocemos historias que demuestran lo contrario, como esta mujer de 100 años que rompió el récord en atletismo, o esta otra que entregó su tesis a los 91 años. A casos como éstos ahora también se suma la historia de Alain Coty, un ingeniero francés de 76 años que ha creado un motor solar autónomo capaz de generar energía en lugares remotos.
El motor, que funciona a base de energía solar, puede durar más de 25 años sin requerir mantenimiento ni reparaciones, ya que no posee partes separadas. Está conectado directamente a un panel solar exterior iluminado continuamente, que proporciona la energía eléctrica distribuida a las bobinas. Por eso es ideal para usarse en zonas de difícil acceso o de muy bajos recursos. Además, su costo es bajo y tiene un gran rendimiento, a diferencia de los paneles solares convencionales que suelen averiarse.
Bautizado como "Saurea", este motor convierte la energía solar en energía mecánica y puede ser utilizado para bombear agua, para la refrigeración de alimentos, ventilación de viviendas, uso en maquinarias agrícolas, sistemas de irrigación, entre otros usos.
El motor se encuentra actualmente en la etapa de pruebas y su modelo más reciente será lanzado en una serie de prueba de 100 unidades para instalarse en áreas remotas de África, Australia, América Latina y Asia.
La primera prueba se llevará a cabo en Mali, África, donde se usará para bombear agua para el riego de cultivos, y para proporcionar agua potable a una comunidad de 600 personas.
Alain ya había trabajado en la aeronáutica, y aunque no se propuso crear el motor con otros fines que no sean técnicos y de experimentación, al encontrar el apoyo de una ONG, se dio cuenta que podría ayudar a comunidades del mundo entero.
El primer prototipo fue terminado en el 2008 y, desde su comienzo, se destacó por su durabilidad, y capacidad. Fue esta potencialidad la que fue sumándole adherentes al proyecto. El equipo de trabajo que se ha ido formando recibe, a la vez, consultas científicas de dos investigadores de Satie, en el Centro Nacional de Investigaciones Científicas de Francia (CNRS).
Un invento que demuestra una vez más que no hay edad para hacer lo que siempre soñamos.
¿Qué estás esperando?