Las Islas Galápagos, ubicadas a 972 km de Ecuador, son uno de los 10 lugares para visitar antes de que desaparezcan, ya que cuentan con una flora y fauna únicas en el mundo. A orillas del Pacífico, el archipiélago está formado por 13 islas grandes, 6 medianas y 215 islotes pequeños.
Conocidas como “islas encantadas”, fueron declaradas como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y hoy reciben alrededor de 200.000 turistas al año que viajan a visitar su impactante diversidad y belleza natural.
Las tortugas gigantes son una de sus características más destacadas, pero hacía un siglo que allí no nacía ninguna. Gracias al esfuerzo por recuperarlas, hoy nuevamente tenemos tortugas bebé en las Islas Galápago.
En los primeros mapas que las incluyeron, se las señalaba como las “Islas de las Tortugas”, ya que dentro de los animales que en ellas habitan se destacan las tortugas gigantes.
Con algunas especies de un peso mayor a 550 libras, estos animales en peligro de extinción viven alrededor de 100 años, siendo las más longevas de todos los vertebrados.
Recientemente, el mundo recibió la buena noticia de que investigadores marinos encontraron tortugas bebés en las Islas por primera vez en 100 años. Las crías descubiertas pertenecen a la especie denominada “Chelonoidis nigra”, las tortugas gigantes de mayor tamaño en todas las Islas Galápagos.
Las tortugas bebé fueron encontradas en la Isla Pinzón, una de las más pequeñas. Aunque pudieron reconocer solo 10 crías, se cree que seguramente existan otras distribuidas en toda la isla, ya que su tamaño y el camuflaje las vuelve difíciles de detectar.
Estos nacimientos naturales son la evidencia de que los esfuerzos de conservación están ayudando a reconstruir el ecosistema de las islas, que tanto ha sido dañado.
La protección de las tortugas ha dependido en gran parte del esfuerzo de los hombres por cuidarlas en cautiverio hasta que puedan ser lo suficientemente grandes para no caer rápidamente en manos de sus depredadores. Se calcula que de las 15 especies de tortugas gigantes que existían, hoy solo sobreviven 11.
Uno de los factores que influyeron negativamente en la disminución de la población de las tortugas fueron las ratas que invadieron en la isla, llegadas a través de barcos. Éstas se comen los huevos y destruyen los nidos, perjudicando el crecimiento natural de la especie. A partir del 2012, la Isla en la que se encontraron estas tortugas bebés fue declarada libre de ratas, y sin duda éste ha sido un factor de peso para los nuevos nacimientos.
Este crecimiento es una excelente noticia para una especie que tanto ha luchado para sobrevivir, y abre un horizonte esperanzador que seguramente nos motivará a seguir buscando un cambio de paradigma que nos permita vivir de una manera más sustentable y respetuosa con el medio ambiente.