Tradiciones como la quema de figuras o los fuegos artificiales son espectáculos que atraen a personas de todo el mundo, pero muchas veces se ignora que detrás del show de luces de colores en el cielo hay factores contaminantes que afectan principalmente a la atmósfera y que tienen repercusiones en todo el ecosistema y en quienes lo habitan.
Este tipo de prácticas liberan monóxido de carbono y demás partículas que se concentran en la atmósfera y que pueden tardar entre dos y tres días en disiparse. Durante las noches de festividad, la polución en el ambiente llega a aumentar cerca de un 70%.
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“Los riesgos de la contaminación del aire son actualmente mucho más grandes que lo que se creía o entendía hasta ahora, particularmente para las enfermedades cardíacas y los accidentes cerebro-vasculares”, señaló la directora del Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS, María Neira, según la agencia Télam, en 2014.
Si bien la quema en cantidad de fuegos artificiales se produce en su mayoría durante las celebraciones de fin de año, estos episodios aislados han registrado cambios significativos en el ecosistema.
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Según Eric Concepción -especialista en gestión y de la calidad ambiental del aire del Ministerio del Ambiente de Perú- la emisión de gases por quema de fuegos artificiales también ha generado cambios en el clima. En Lima, las partículas de los pirotécnicos, en contacto con las nubes, han llegado a provocar una inusual garúa.
Pero, además de las consecuencias que la pirotecnia trae para el ambiente y la salud humana es importante recordar que también afecta a los animales. Los estruendos generados por las explosiones pueden provocarles: taquicardia, temblores, falta de aire, náuseas, aturdimiento, miedo y, en algunos casos, hasta la muerte.
Los fuegos artificiales afectan al ecosistema, a nuestra salud y a la de los animales. Es importante conocer e informarse antes de decidir comprar.
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