La película Shakespeare apasionado (Shakespeare in love) se convirtió en uno de los éxitos cinematográficos de los años noventa. La película dirigida por John Madden y protagonizada por Gwyneth Paltrow y Joseph Fiennes, fue un verdadero fenómeno y fue varias veces premiada.
El productor Edward Zwick contó la caótica historia detrás de los intentos por hacer que Julia Roberts se quedara con el rol principal.
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Zwick confesó lo mucho que luchó por intentar persuadir a Roberts de interpretar a Viola de Lesseps. Contó que en el año 1991 Universal le había dado el visto bueno al proyecto, solo en la medida que contara con Julia como protagonista. Con la actriz apalabrada para el film, Zwick y Roberts viajaron a Londres para encontrar al actor que personificara a William Shakespeare, y ahí comenzaron los problemas.
El productor afirmó que la actriz estaba “obsesionada” por convencer a Daniel Day Lewis de sumarse al largometraje. Pero Zwick le respondió a Roberts que ya había hablado con él, y que se había negado a hacer 'Shakespeake apasionado' porque estaba comprometido con otro trabajo en ese momento. Pero ella no daba el brazo a torcer, y le dijo que iba a encontrar la manera de convencerlo, y con ese fin le mandó dos docenas de rosas y una carta que decía, “sé mi Romeo”. Pues no funcionó: Day Lewis volvió a rechazar la oferta y al parecer, eso molestó a la intérprete. A la mañana siguiente, y con la intención de encontrar al Shakespeake ideal, Julia Roberts debió proceder a leer fragmentos del guion con otros aspirantes al papel.
Uno de los primeros en hacer prueba junto a Roberts, fue Ralph Fiennes, y Zwick explica: “Si bien Ralph hizo lo imposible para invocar su famosa sonrisa, Julia apenas lo registró. No estoy sugiriendo que ella saboteara todo de forma deliberada, pero fue un absoluto desastre".