Si estás leyendo este artículo es seguro que has entrado movido por la curiosidad. ¿Denisovanos? ¿Especie extraña? ¿Que descendemos de quién? Esas preguntas realmente pueden llenarte de intriga.
Bueno, tenemos que comenzar hablando de los denisovanos. De ellos se conoce muy poco, incluso su aspecto es desconocido, pero lo que se sabe es que esuna subespecie o quizá especie Homo, que probablemente vivió entre hace un millón de años y 40 000 años.
Hasta aquí, nada tan extraño, porque hay otras especies de Homo. Pero la novedad es que sus encuentros sexuales con los seres humanos antiguos podrían ser extremadamente importantes para entender nuestra evolución y desarrollo en los últimos miles de años.
Hasta hace unos diez años ni siquiera se sabía de la existencia de estos homínidos. Ahora se sabe que nuestra especie se reprodujo al menos dos veces con estos seres, y aun hoy quedan registros genéticos de estas uniones que pueden cambiar lo que creíamos saber sobre nuestro desarrollo como especie. En síntesis, pueden ser nuestros antepasados.
[Lee también: Esta investigación demuestra que causamos la extinción de nuestros antepasados, los neandertales]
La revista Cell publicó un estudio que demuestra que nuestros antepasados se cruzaron con los denisovanos e incluso tuvieron hijos. Utilizando innovadoras técnicas, científicos de la Universidad de Washington, en Estados Unidos, detectaron trazos de ADN de estos homínidos en personas que hoy en día habitan el este de Asia y Oceanía, descubriendo además que había dos variedades muy distintas de esta misteriosa especie.
Dado este descubrimiento, ahora cada aporte que se obtenga de esta misteriosa especie podría cambiar la historia. "Me sorprendió que hubiera dos grupos muy diferentes de denisovanos que aportaran ADN a los humanos modernos; no era algo que esperaba ver", dijo Sharon Browning, genetista de la Universidad de Washington.
Lo poco que se sabe de los denisovanos lo sabemos a partir de restos fósiles de 40.000 años de antigüedad hallados en una cueva al sur de Siberia, Rusia. Estos restos fósiles eran un diente y huesos del dedo meñique, de adulto y niña, respectivamente.
Al observar sus notables diferencias con los neandertales y los Homo sapiens, quedó claro que eran una nueva especie y fue bautizada en honor al lugar de su descubrimiento. La importancia de esto radica en la posibilidad de reescribir la historia de la migración ancestral desde África hacia todos los demás continentes, pues hasta entonces se creía que solo los neandertales y los humanos modernos habitaron Europa y Asia.
[Lee también: Este cráneo podría ser el eslabón perdido entre humanos y simios]
Hasta ahora se creía que los humanos antiguos mantuvieron un encuentro sexual con neandertales y uno con denisovanos, pero resulta que fueron dos encuentros con estos últimos y los registros genéticos llegaron a nuestros días.
Como conclusión, Browning refirió: "Para mí esto sugiere que los humanos modernos no eran tan diferentes de los neandertales y los denisovanos". Resulta intrigante el aporte genético que estos homínidos dejaron en el ADN humano y cómo pudo haber afectado nuestro desarrollo como especie. ¿Será que hay un poco de denisovano en todos nosotros?