Khanittha Phasaeng es una joven de 17 años que fue elegida como Miss Tailandia 2015, pero no por eso olvida su humilde origen.
Durante muchos años, Khanittha ayudó a su madre a recolectar residuos para el reciclado, y sustentarse a partir de esa actividad. La joven, lejos del ego y de olvidar a su familia, tuvo un conmovedor acto apenas después de enterarse de que había sido merecedora del premio.
En cuanto conoció que era la ganadora, Khanittha agradeció a su madre de rodillas, reconociendo ante el mundo entero el apoyo incondicional que la mujer le había brindado.
La madre la crió y educó completamente sola y le enseñó a ganarse la vida de una manera sencilla y honrada, que ambas compartieron hasta que Khanittha decidió participar del concurso. Cuando lo consiguió, simplemente volvió con su corona, su vestido y sus zapatos altos, a rendirse de rodillas ante su madre.
Khanittha es un ejemplo, pero no por su cuerpo y su sonrisa, sino por la conmovedora imagen que recorrió el mundo al rendirle homenaje a su madre.
Cuando los medios la entrevistaron respondió que nunca tuvo de qué sentirse avergonzada porque todo lo que tiene hoy lo ha conseguido gracias a su madre, con un trabajo honesto.
Estas dos mujeres vivieron siempre con una mirada optimista y pensando que el futuro podía depararles algo maravilloso, y eso sucedió. Pero aunque ahora sea reconocida por su belleza, eso no significa que deba dejar de ser una mujer trabajadora y siempre dispuesta a dar lo mejor de ella, pensando tanto en su futuro como el de su madre y el de los demás.