La ciencia lo dice: quienes ponen adornos navideños antes de tiempo, están más cerca de la felicidad.
Todos conocemos a alguien así. No ha terminado noviembre cuando ya su casa está completamente equipada con un árbol de Navidad, luces de colores, cubiertos especiales y manteles de Santa Claus.
Pero, ¿por qué lo hacen? Según estos psicoanalistas: es porque son más felices. Si eres una de estas personas que estamos describiendo, lo más seguro es que no tengas de qué preocuparte. De hecho, hay varios análisis científicos que indican que en realidad eres más feliz que la mayoría.
Según el psicoanalista Steve McKeown, adelantar las decoraciones navideñas es una manera de sobreponerte al estrés de la vida cotidiana y la ansiedad.
Para nadie es un secreto que vivimos en un mundo con muchas responsabilidades y es fácil sentirse abrumado, por lo que para muchas personas la decoración navideña es una forma de abrigarse en los recuerdos y las emociones agradables de la infancia.
Por otro lado, la revista científica Journal of Enviromental Psycholgy arrojó resultados que concuerdan con las ideas de McKeown, pues proponen que las decoraciones demuestran accesibilidad a la hora de tratar con los vecinos, pues asocian la decoración con las vacaciones, y eso los hace ser más amistosos. Tu decoración puede incluso ayudar a hacer amigos.
La célebre psicoterapeuta Amy Morin, escritora del libro "13 cosas que las personas mentalmente fuertes no hacen", aseguró que la nostalgia y el deseo por las vacaciones son cosas positivas que ayudan a las personas a mantenerse felices y encontrarse a sí mismas.
Sabiendo todo esto, también es posible que la decoración temprana sea una forma de “compensar” por decepciones en fiestas pasadas o incluso una señal de que la persona es muy infantil, pero con la actitud adecuada, demostrar que te gusta celebrar la navidad no es nada negativo, y en realidad es una muestra de felicidad.
Así que si te gusta tener tu decoración lista mucho antes de Navidad, no dejes que nadie te juzgue ni te convenza de lo contrario con una mirada juiciosa o un comentario de sobra.