¿Te imaginas que ya desde la antigüedad se utilizaran formas ecológicas en la construcción?
¡Pues parece que así era!
Los Jardines Colgantes de Babilonia parecen ser el ejemplo más claro de que la bioconstrucción ya existía en los orígenes más remotos de la civilización.
¿Quieres saber todo sobre esta verdadera maravilla perdida? ¡En este post te lo contamos!
[También puedes leer: 5 increíbles edificios que son sustentables aunque no parecen]
Jardines colgantes de Babilonia: una de las 7 maravillas del mundo antiguo
Las siete maravillas del Mundo Antiguo fueron un conjunto de estructuras que los helenos creían que debían ser vistas por lo menos una vez en la vida.
En la actualidad, solo se conserva una de ellas: la Gran Pirámide de Giza, en Egipto. Su estructura data de hace más de 4000 años, pero fue construida tan perfectamente que sigue en pie hasta hoy. De hecho, se la considera la octava maravilla honorífica, dentro de las siete maravillas del mundo moderno.
El resto han ido desapareciendo a lo largo de los miles de años que han pasado desde su construcción.
Las otras seis maravillas del mundo antiguo eran: el Templo de Artemisa en Éfeso, la Estatua de Zeus en Olimpia, el Mausoleo de Halicarnaso, el Coloso de Rodas, el Faro de Alejandría y los Jardines Colgantes de Babilonia.
Sobre estos últimos vamos a hablar en este artículo, pues detrás de dicha increíble maravilla mundial hay muchos mitos e historias. Todas las cuales son maravillosas.
Origen de los Jardines Colgantes de Babilonia. ¿Realmente existieron?
Hasta hace algunos años, no se sabía a ciencia cierta si los jardines colgantes de Babilonia realmente habían existido. Algunos historiadores creían que se trataba de un simple mito. Sin embargo, investigaciones recientes parecen estar más cerca de encontrar pruebas de su existencia y hasta de localizar el punto preciso donde se encontraban.
Por el momento, lo único que sabemos tiene que ver con hallazgos escritos de diferentes épocas. Así, la información que ha llegado hasta nuestros días dice que en el siglo VI a.C. el Rey Nabucodonosor II mandó a construir estos jardines para su amada esposa.
Otra hipótesis es que este rey decidió crear los jardines para alegrar a la población, que durante los siglos VII y VI a.C., había sufrido diferentes guerras.
Es probable que la construcción de estos hermosos jardines haya tenido que ver también con el deseo del Rey Nabucodonosor II de convertir a Babilonia en una de las más importantes potencias de la antigüedad, y con el auge económico y social que esta ciudad tuvo durante su mandato.
En cualquier caso, esta maravilla del mundo antiguo parece haber sido sumamente importante para las personas de la época, y una obra digna de ser admirada.
El jardín ecológico de la antigüedad
Los jardines colgantes de Babilonia comenzaban con una base de más de 100 metros de largo y ancho en los que se incluyó la vegetación más extraordinaria de esa época. Durante años fueron una verdadera maravilla, pues el agua era traída desde el río Eufrates y corría día y noche por los canales confinados sólo para la vegetación.
Todo el sistema de riego de los jardines colgantes los convirtió en la única maravilla del mundo antiguo que contó con cuestiones ecológicas y orgánicas, a diferencia del resto que eran grandes y monumentales estatuas o edificios.
[También puedes leer: 5 increíbles edificios que son sustentables aunque no parecen]
Los jardines colgantes no colgaban, y se veían a kilómetros
Los jardines colgantes de Babilonia eran, entonces, una serie de estructuras piramidales junto al palacio del rey.
La verdad es que su nombre es un poco confuso, porque en realidad estos jardines no colgaban. El origen del nombre tiene que ver con una incorrecta traducción de la palabra griega kremastos o del latin pensilis, que habla de “sobresalir” y no “colgar”.
En realidad eran jardines que se iban haciendo más y más altos llegando a verse hasta los 90 metros de altura según algunas crónicas antiguas.
Gracias a su estructura, había árboles exóticos que se podían ver desde el otro lado de la ciudad, eso impulsó más y más la fama de un imperio poderoso rodeado de vegetación en un lugar en el que las condiciones eran áridas y precarias.