En 1922, una expedición secreta liderada por Howard Carter descubrió un cadáver momificado al sur del oasis de El Fayum, Egipto, en la tumba de Tutankamón. El cuerpo le dio la vuelta al mundo por las extrañas proporciones de su cabeza y sus ojos, que lo hacen parecer realmente de otro planeta.
Sin embargo, un análisis riguroso concluyó que se trataba de un feto humano hijo del legendario emperador, y el asunto dio por concluido. Este evento despertó la curiosidad de experto de todo el mundo y les llevó a preguntarse si el vasto conocimiento astronómico de los egipcios habrá venido del contacto con inteligencias extraterrestres.
Estas 5 obras de arte parecen alimentar esta teoría, por su relación con las estrellas y el cosmos en general.
Tumba de Ptah-hotep (2.400 A.C. aprox.)
Los grabados egipcios son famosos mundialmente y son bastante reconocibles. En uno de los grabados de la tumba de Ptah-hotep, visir del farón Djedkare-Isesi, se observa una figura que por mucho tiempo se creyó que se trataba de un extraterrestre, por sus ojos grandes verdes y cuerpo pequeño.
En realidad se trataba de un jarrón muy popular en la época con dos frutos de color oscuro, pero para muchos fue la prueba de la relación entre antiguos egipcios y extraterrestres.
Las pirámides de Guiza
Según la creencia egipcia, los faraones viajaban a las estrellas al morir, y las mundialmente famosas pirámides de Guiza fueron la tumba de los faraones Keops, Kefrén y Micerino.
Por un tiempo los ufólogos creyeron que las pirámides estaban perfectamente alineadas con la constelación de Orión, pero hoy se ha descubierto que en realidad no lo están, y que los egipcios no veneraban ninguna estrella ni constelación en particular.
Apofis
Según algunos estudiosos del fenómeno OVNI, uno de los grabados más conocidos de la antigua cultura egipcia contenía en realidad los secretos para la utilización de la energía eléctrica, miles de años antes de su primer registro.
El supuesto “bulbo” entregado por los dioses en realidad contiene a la mítica serpiente Apofis, que representaba la lucha del bien contra el mal.
Akenatón y Nefertiti
Otro grabado que le dio la vuelta al mundo. A la derecha está el emperador Akenató y a la izquierda su esposa Nefertiti. Ambos sostienen dos seres de tamaño pequeño y cabezas alargadas, lo que en un principio se creyó prueba del contacto extraterrestre.
Pero no eran extraterrestres, sino sus hijas, que heredaron la rara condición llamada síndrome de Marfan por parte de su padre. La condición alteraba sus cuerpos y alargaba su cabeza, dándoles un aspecto muy peculiar.
Anubis y el Faraón
Los faraones egipcios creían ser descendientes de los dioses y su deber era cumplir la voluntad de sus antepasados en la Tierra. Para algunos expertos, estas creencias indican que los dioses eran entidades extraterrestres.
En algunos grabados se observa a los faraones unirse física y espiritualmente con Anubis, el dios con cabeza de chacal.
A pesar de que las pruebas no son definitivas, son muchos los expertos y ufólogos que consideran que la relación de la cultura egipcia con la astronomía y el cosmos no es casual, sino la prueba del contacto con civilizaciones extraterrestres. Hasta entonces, solo podemos especular.