El tipo de piel de cada persona se basa en cuánto sebo produzcan las glándulas sebáceas que hay en el interior de nuestra piel. En las pieles grasas, las glándulas producen demasiado sebo, algo que puede ser sano, pero el sebo en exceso podría provocar acné y obstruir los poros, dando lugar a condiciones penosas y dolorosas.

Para saber si tú tienes este tipo de piel, aunque es probable que ya lo sepas, solo debes fijarte si tu piel es brillante y grasienta. Si tienes poros más grandes de lo habitual y tu piel es más gruesa, es bastante seguro afirmar que tu piel es grasosa.

Pero, como ya lo hemos dicho anteriormente, la piel grasa potencia el acné y los punto negros. Entonces, ¿qué podemos hacer para no ser víctimas de ello?

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Según los especialistas, diferentes pasos deben ser seguidos para cuidar de tu piel grasosa. Estos son los más importantes.

  • Lavar y exfoliar de forma consistente la piel. Opta por cremas o productos que sean naturales y que intenten moderar el exceso de sebo para disfrutar de un efecto mate.
  • Humecta tu piel. Busca cremas humectantes libres de aceite, para no estimular la grasa en la piel.
  • Usa maquillaje libre de aceite. Quítatelo antes de dormir.

Si sigues estos pasos, deberías observar un balanceo de tus niveles de sebo en la cara. Siempre tendrás una piel grasosa y eso nadie lo puede cambiar, pero al crear una rutina de cuidado estarás equilibrando adecuadamente la grasa en la piel y embelleciéndola al mismo tiempo.

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