Hay muchas maneras de denunciar los problemas que estamos viviendo en el mundo. Pero este fotógrafo sudafricano eligió una que en lugar de despertar más bronca o resentimiento, llegó al corazón de muchas personas del mundo entero.
Con su colección de fotos Rhino Wars, Brent Stirton ganó el primer premio del World Press Photo y su fotografía junto a Lulah, un cachorro de rinoceronte cuyos padres fueron asesinados a mano de los cazadores de marfil en África, se volvió un emblema de lucha y amor.
Aunque Lulah ahora vive protegida por la ONG Care for wild Africa, es solo un caso de la triste realidad que los rinocerontes viven en África a causa del marfil.
Un kilo de cuernos de rinoceronte pueden llegar a valer más de 60 mil dólares; triplicando incluso el precio del oro.
Aunque de acuerdo al Ministerio de Medio Ambiente de Sudáfrica la caza furtiva de rinocerontes se redujo el año anterior, sigue siendo muy elevado el número de animales que son asesinados a causa del marfil. Se calcula que en el 2016 más de mil fueron abatidos de manera ilegal, en su mayoría en el Parque Nacional Kruger, donde vive la mayor parte de la población de esta especie que, recordemos, se encuentra ubicada en más de un 80% en este país.
En el sitio donde se publican las fotografías de Brian se explica que: "La demanda en Asia por el cuerno de rinoceronte, tradicionalmente valorada por sus propiedades medicinales, está aumentando abruptamente, ya que la creciente prosperidad en la región significa que más personas pueden permitirse pagar los precios extremadamente altos involucrados. Esto pone una creciente presión sobre una especie ya amenazada de extinción".
Los elefantes también son afectados por esta cacería. De acuerdo al Gran Censo del Elefante las poblaciones de elefantes de la sabana africana han disminuido un 30% en 15 de los 18 países encuestados.
Hoy, de acuerdo a Save the elephants, el principal motor de la matanza es la demanda de marfil en el Lejano Oriente, donde el precio de marfil se triplicó.
El fotógrafo ganador trabaja para National Geographic, y quiere lograr retratar con sus fotografías los cambios que estamos viviendo hoy, y que podrían agravarse y continuar si no es que decidimos hacer algo al respecto.
“Como especie poderosa que somos, tenemos el deber de cuidar de nuestra casa y todos sus habitantes. Para mí los animales son como los niños, inocentes y con derecho a nuestro amor, respeto y, sobre todo, protección. La matanza que operamos sobre ellos, hace de nosotros unos bárbaros”, señala el fotógrafo.