“Cada una era una obra de arte. Era el producto de untrabajo artesanal que desgraciadamente estaba pasando de moda, junto con losvestidos largos, las cartas de amor y los valses”. A pesar de que el libro “Como agua para chocolate” tiene dosprincipales temas (el amor y la comida) esa frase se atribuye a la elaboraciónde invitaciones personales. Sin embargo, tiene todo el sentido usarla para lacomida tradicional de cualquier lugar. Con la industria culinaria industrializada por todo el mundo, es común encontrar deliciosos platillos por todoel mundo, más de comida italiana. Pero son genéricos, no únicos.
Una de las pocas gastronomías consideradas patrimonio inmaterial de la humanidad, la comida italiana, es considerada una de las más deliciosas en todo el mundo, sin embargo, cualquier italiano te dirá que fuera de su país, pocas cosas se comparan con lo que producen en casa.
Sin embargo existe una pasta que solamente tres mujeres italianas pueden hacer, dejando afuera incluso a la mayoría de su país al presumir que han probado la pasta más rara del mundo. Su Filindeu, mejor conocida como “Hilos de Dios”, es una pasta casi imposible de hacer.
Paola Abraini, su cuñada y su hermanastra, son las únicas personas en el mundo que pueden crear este platillo, y el secreto no está en su sangre o su linaje, sino en las manos. Ellas han pasado toda su vida perfeccionando el arte de hacer pasta, en este caso, tomando la masa y creando 256 piezas perfectamente simétricas. Paola insiste que no existe un gran ingrediente secreto, la pasta sólo tiene tres elementos esenciales: sémola (harina gruesa), agua y sal. La preparación es la siguiente:
“Su filindeu se elabora tirando y doblando la masa de sémola en 256 hebras perfectamente parejas con la punta de los dedos, y luego estirando los finos hilos de forma diagonal a través de un marco circular en un intrincado patrón de tres capas”.
La tradición surgió hace más de 300 años, nadie sabe cómo, pero desde entonces se ha convertido en un mito. Abraini pasa todo el año haciendo la pasta que antes sólo la podían consumir las personas que dos veces al año hacen una peregrinación de Nuoro a Lula, en el festival de San Francesco.
Sin embargo, la tradición está en peligro. Las otras dos mujeres capaces de recrear la pasta no tienen el interés y pasión por hacerla y Paola, rompiendo la regla centenaria, ha intentado enseñar a otras mujeres a crear la pasta. Incluso la empresa Barilla llevó a un grupo de ingenieros para que pudieran replicar su técnica y hacer famosa la pasta en todo el mundo, pero fallaron. También es sabido que chefs que llevan haciendo pasta por más de 20 años han pasado horas con Paola y se han rendido ante su técnica.
Los hilos de Dios se han convertido en una preocupación para los directores de Slow Food, una organización que busca preservar la comida tradicional. En ella, ven un platillo que no sólo es delicioso, sino que encierra el sentido de todo un pueblo, y por ello buscan la manera de ayudar a la mujer de 67 años a difundir su técnica.