El Parque Nacional Yellowstone de Wyoming, Estados Unidos es considerado el parque nacional más antiguo del mundo. Es famoso por su diversidad ecológica, pero también por sus géiseres, que expulsan agua hirviendo a presión varios metros sobre la superficie.

A pesar de ser una atracción turística, la región subterránea del parque esconde una cámara de lava volcánica muy peligrosa: un supervolcán. De hecho, es el mayor supervolcán conocido en el planeta, y su erupción sería devastadora para la vida en la Tierra. Se calcula que, de hacer erupción, toda la comida del planeta duraría solo 74 días. La extinción humana sería inevitable.

Para evitar su erupción, la NASA tiene un plan: enfriar el supervolcán de arriba abajo. No será tarea fácil, porque implica perforar el suelo hasta una profundidad de 10 kilómetros y extraer agua caliente a presión, lo que efectivamente drenaría el calor del volcán y a la larga, evitaría su erupción. Sin embargo, costaría 3.500 millones de dólares.



No será fácil convencer a los líderes estadounidenses de invertir esa cantidad de dinero, así que le dieron un giro: convertirlo en una planta de energía geotérmica, capaz de generar energía eléctrica de forma novedosa, barata y sustentable. Es que salvar a la humanidad no parece algo importante para los líderes mundiales, a menos que también sea, a corto plazo, rentable. 

Para Brian Wilcox, científico de la NASA, domar al supervolcán de Yellowstone es más fácil de lo que parece, pero requiere que toda la comunidad científica dedique sus mentes y recursos a la solución.