Aunque en el mundo suceden muchas cosas constantemente, la mayoría no se vuelven conocidas si no es que se transforman en "noticia" y son difundidas por doquier. Por eso, para hablar de ciertos temas y hacer visible lo que no aparece en ninguna primera plana de los periódicos, llamar la atención se vuelve una estrategia que usan muchos activistas en todo el mundo.
Éste es el caso del nadador británico y Promotor de los Océanos de Naciones Unidas, Lewis Pugh, quien nadó en las aguas heladas de la Antártida para pedir por un plan de protección oceánica, ya que aunque los océanos de alta mar representan el 45% del mundo, están, en su mayoría, desprotegidos.
Lo que él reclama, como parte de la campaña "Antártica 2020", el más ambicioso programa de protección de los mares de este continente, es que se declaren dos nuevas áreas marinas protegidas en la zona, que ocupan un total de siete millones de kilómetros cuadrados. En octubre, el Mar de Ross ya fue declarado área marina protegida debido a la acción activista.
La intervención constó de un recorrido de 17 minutos y 30 segundos en las cercanías de la isla Media Luna, en el Mar de Bellingshausen, con una temperatura de cero grados en el agua.
"El nado fue muy duro. Recientemente tuve una operación en mi espalda y mi potencia no es lo que solía ser. Pero estas travesías me ayudan a mostrar al mundo lo valiosas que son estas últimas áreas salvajes de la Antártica", señaló Pugh, de 45 años, luego de recuperarse de la hipotermia.
Según él, el rol de Chile y Argentina en estas iniciativas de protección es fundamental: "La Argentina tiene un importante rol en la protección de la Antártida. Junto con Chile, acaban de proponer una gran Área Marina Protegida en la Península Antártida. Ahora, los dos países deben convencer a otras 23 naciones y a la Unión Europea para conseguir respaldo de su acción", explicó.
"Simplemente no tenemos otros veinte años para pensar proteger las últimas áreas salvajes del mundo", alertó Lewis, dejando con su nado una reflexión que hacer para cambiar el rumbo de las cosas.