La noche del lunes 13 de marzo llovieron en Alicante 137 litros de agua por metro cuadrado. Eso es la mitad de lo que en esa ciudad suele llover en todo un año.
Fue la tercera jornada más lluviosa de la historia de la ciudad en los últimos 80 años, y la de más precipitaciones en lo que va del siglo, según la Agencia Estatal de Meteorología (AeMet). La ciudad amaneció inundada, con calles cortadas y garajes anegados.
Aunque no hubo víctimas, los bomberos y la policía debieron trabajar sin descanso y en parte de los colegios, las clases fueron suspendidas.
Pero eso no fue todo: esta jornada de lluvia sin precedentes ocurrió solo una semana después de que las temperaturas de esa ciudad alcanzaran los 34°C en pleno invierno, y de que hubieran varios días de clima primaveral cuando aun no se los esperaba.
A simple vista podemos pensar dos cosas: que el clima en Alicante se ha vuelto loco y que se trata de un problema aislado, que afecta solo a esa ciudad. Muchos podríamos creer que si vivimos en el otro extremo del mundo no tenemos responsabilidades ni consecuencias.
Pero la realidad es muy diferente. Lo que ocurrió no es una casualidad ni un episodio aislado. Las fuertes lluvias siquiera coinciden con la "gota fría", un fenómeno meteorológico que produce fuertes lluvias en esa región cada año, pero en el otoño. Esto es una muestra del calentamiento global y el cambio climático, que no debe verse como una suma de raros episodios aislados en diferentes partes del mundo, sino como un conjunto en el que todos compartimos responsabilidades y sufriremos consecuencias.
Cambio climático en Europa
Según un informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), las regiones del sur de Europa (como España) son "puntos críticos del cambio climático".
De acuerdo al informe, Europa ha entrado en una era de fenómenos meteorológicos extremos. Las olas de calor, inundaciones, sequías y tormentas ya se están manifestando y serán cada vez más frecuentes e intensas en todo el continente como resultado del cambio climático.
El documento señala que las variaciones en el clima global ya han comenzado a tener un impacto negativo en la salud, la naturaleza y la economía comunitarias. Los expertos advierten que el sur del continente europeo será un "punto crítico", una de las zonas que sufrirá con más intensidad las consecuencias del cambio climático, pero solo uno de los muchos puntos críticos que habrá en el resto del mundo.
La combinación de factores, además, aumenta las posibilidades de sequía, que se traducen fácilmente en pérdidas económicas; deterioro de la biodiversidad y un mayor riesgo de incendios forestales.
Pero las implicaciones del cambio climático no son solo para Europa: todo indica que el clima se volverá "más loco" en todo el mundo si no hacemos algo.
Otro estudio, que predice cuáles serán las temperaturas en 2100 si todo sigue el curso que está tomando, deja ver que las temperaturas serán cada vez más extremas, tanto las cálidas como las frías.
¿Éste es el mundo en el que queremos vivir?