El amor a primera vista no existe, según la ciencia

Si eres de los que creen en el amor a primera vista, no puedes perderte este artículo.

Durante mucho tiempo, el amor a primera vista fue equiparado al amor ideal. Quienes conocieron a sus parejas con un "flechazo" suelen contar esa historia orgullosos, como si fuera mejor que haberlo conocido lentamente, en una relación que comenzó como amistad, trabajo, o incluso en una aplicación como Tinder.

Sin embargo, el flechazo, las mariposas en el estómago y muchas metáforas más que se le atribuyen al amor a primera vista parecen caerse tras los hallazgos de una investigación científica realizada en los Países Bajos. Los enamorados del amor y defensores de Cupido se estarán preguntando cómo es esto posible.

Según los especialistas, el famoso "flechazo" no se trata de amor sino de deseo, y llegaron a esta conclusión luego de realizar un estudio basado en tres pruebas: una encuesta, un estudio de laboratorio y una serie de citas rápidas. A través de estas investigaciones, descubrieron que las personas que se sentían atraídas físicamente por otras eran más propensas a decir que sentían amor a primera vista.

La conclusión que acaba con la teoría más usada por los románticos empedernidos fue desechada bajo la afirmación de que el amor a primera vista en realidad está relacionado con el deseo y la atracción física.

Según el investigador en neurociencia Federico Fros Campelo, la atracción sexual por alguien y el deseo de relacionarse con esa persona tiene que ver con el historial de cada uno y con el contexto. Según el experto, lo que se conoce como enamoramiento depende completamente de la situación, del comportamiento del otros, de las experiencias anteriores y el estado de ánimo de cada persona. Atrás quedó eso de “el uno para el otro”.

Además, Fros Campelo sostiene que en esa primera impresión en la que supuestamente nace el amor a primera vista lo que en realidad puede estar pasando es que esa persona se parezca a otra por la que se tuvieron sentimientos previamente. El cerebro decodifica esto sin que seamos conscientes de ello, es decir que puede procesar los estímulos de una persona sin que nos demos cuenta.