Por Sofia Ozon*
Reciclar, compostar, apagar las luces, tomar duchas cortas, elegir como medio de transporte la bici, cerrar el grifo al lavarme los dientes… ¿Será todo esto lo único que está a mi alcance para ayudar al planeta?
En el documental Cowspiracy, observé algo un poco más allá, algo que me sacó de mi zona de confort. Al terminarlo me quedé pensando y preguntándome cómo podía ser y por qué durante tantos años nadie me habló sobre esta relación directa que tiene la comida que consumimos con el cambio climático.
¿Entonces las prácticas agropecuarias tienen la culpa de todo?
Tal como se cuestiona Ahora Qué?, lo que nos enseña el documental Cowspiracy es una, entre tantas, causas del cambio climático. Por lo tanto, este documental intenta aproximarnos a una de esas causas instalándonos algunas dudas e invitándonos así a cuestionarnos todo. Y es ahí, cuando uno comienza a tener una visión diferente de las problemáticas que nos rodean, lo cual termina creando, en algunos y algunas, un impulso por querer generar nuevos hábitos que sean más amigables con nuestro planeta.
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Un tema que ya tiene varios años
El sector ganadero contribuye significativamente al total de emisiones humanas de gases de efecto invernadero (GEI). El ganado vacuno de carne y el ganado vacuno de leche emiten cantidades similares de GEI. Los cerdos, las aves de corral, los búfalos y los pequeños rumiantes tienen niveles de emisión menores, que representan entre el 7% y el 11% de las emisiones totales.
Las emisiones del sector ganadero tienen su origen en cuatro procesos: fermentación entérica, gestión del estiércol, producción de los piensos y consumo de energía. GLEAM (Modelo de Evaluación Ambiental de la Ganadería Mundial) proporciona información detallada de cada una de dichas fuentes.
La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) ya mencionaba anteriormente que la demanda y la producción mundial de productos ganaderos fueron aumentando rápidamente, debido al crecimiento de la población, el aumento de los ingresos y los cambios en el estilo de vida y las dietas. Al mismo tiempo, los sistemas ganaderos tienen un impacto significativo en el medio ambiente, incluidos el aire, la tierra, el suelo, el agua y la biodiversidad.
En total, las cadenas de suministro de ganado representan el 18% de las emisiones globales de GEI, el cual representa un porcentaje mayor que el del transporte. La FAO estima que mejores prácticas de gestión podrían reducir las emisiones de los sistemas ganaderos en aproximadamente un 30%.
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¿Qué podemos hacer desde nuestro lugar?
Lo ideal es encontrar fuentes seguras para formarte y reflexionar sobre cómo actuar o por dónde empezar. Leer textos, recomendaciones, debates, conferencias, bibliografía, documentales es muy importante a la hora de tomar decisiones. Más que nada para tener un objetivo y así empezar nuevos hábitos más amigables con el planeta.
Este documental me hizo ver no solo mi alimentación de otra manera sino también me volvió más consciente sobre todas las industrias en general. Me di cuenta que tanto la industrialización de animales como muchas otras de consumo masivo están acelerando directamente el cambio climático sin que se hable de ello siquiera.
Otra de las formas en las que se puede accionar es exigiendo acción inmediata a los gobiernos de turno, que detengan la pérdida de biodiversidad, que creen mecanismos de participación ciudadana para planificar una transición climática y ecológica justa, que dejen de imponer modelos productivos que solo responden a intereses corporativos y terminan destruyendo al planeta, y por supuesto, que cumplan con el acuerdo de París.
Entonces, ahora queda como tarea para nosotros y nosotras, seguir cuestionando e investigando sobre cuáles son todas las causas que generan el cambio climático y cuál puede ser nuestro aporte real para alivianar esta problemática que estamos atravesando a nivel mundial.
* Sofia Ozon es estudiante de Biología de la facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA (Argentina).