Muchas personas viven con el síndrome de la edad de oro: piensan que todo tiempo pasado fue mejor. Incluso hay quienes son románticos por tiempos que ni siquiera estuvieron cerca de su realidad, como los que añoran por el siglo XIX.
Sin embargo, recordar el pasado, próximo o lejano, nos impide ver hacia adelante, y muchas veces eso es lo que realmente causa nuestra infelicidad. Estas son algunas cosas que nos perdemos cuando no somos capaces de mirar adelante y seguir caminando sin la necesidad de preocuparnos por lo que dejamos atrás.
Tiempo
Lo más importante. Nunca vamos a recuperar todo el tiempo que pasamos idealizando el pasado. Si en alguna época nos sentimos más felices –o al menos eso creemos–, no importa cuánto pensemos en ella, no regresará.
Recordar a los seres queridos que se han ido es importante, pero vivir bajo la sombra de algo que ya no es solo arruinará lo que podemos crear en el presente.
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Relaciones
Hay quienes creen que al evitar nuevas personas honran la presencia de quienes ya no están. Esto suele ser común en las relaciones personales. Cuando una relación se termina, una de las partes se aleja y sigue con su vida, pero la otra se queda viviendo en el pasado, obsesionada por el momento en que regresen. Así, inconscientemente, rechaza a cualquiera que se acerque con intención de ofrecerle algo de amor, cerrándose a la oportunidad de seguir adelante.
Oportunidades
El pasado puede ser doloroso, y una muestra de que las cosas no siempre salen como queremos. Pero obsesionarnos con él y verlo como la única verdad que tenemos, puede quitarnos las ganas de intentar cosas nuevas. Si algo no funcionó en el pasado, ¿por qué no habría de funcionar ahora? Caer nos enseña a levantarnos, pero asustarnos al recordar las heridas del pasado puede volvernos inmóviles.
Experiencias
Al estar con un pie atrás y uno adelante es más difícil disfrutar el aquí y el ahora. Olvídate de lo que viene después. Esto no te deja ni siquiera ser feliz por las cosas que suceden en el presente. Por eso muchas personas usan los viajes para sanar sus heridas, pues se trata de nuevas experiencias que nos ponen en situaciones inesperadas que tienen la capacidad de transformarnos sin la necesidad de estar pensando en alguien más.
Sin embargo, también hay quienes, incluso durante un viaje, no logran disfrutar o absorber la esencia de esas experiencias por estar obsesionadas con el pasado.
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Crecimiento
La clave de dejar el pasado es tener la oportunidad de crecer como persona. A pesar de lo que muchos creen, el nivel educativo o la posición profesional no son factores que indiquen nuestro crecimiento. La vida personal, nuestras decisiones y acciones son las que realmente cambian las cosas. Una vez que dejamos atrás el pasado y nos enfocamos en el futuro, comenzamos a crecer, y hacer eso, es como empezar a vivir.
El pasado es importante, nunca lo olvides, pero no vivas encapsulado en él, esperando que las cosas vuelvan a un momento que ya pasó y que, para bien o para mal, nunca regresará.
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