Cinco años de guerra en Siria continúa dejando a su paso un panorama de crisis y violencia constante. La difícil realidad ya ha empujado a más de 4 millones de personas a abandonar su país. Muchas familias, y especialmente miles de niños solos, buscan refugio en otros países, con la ilusión de salvar sus vidas y encontrar nuevas oportunidades.
Pero en lugar de ser recibidos con las puertas abiertas, los más de 7,6 millones de niños sirios que necesitan ayuda se encuentran con barreras, discriminación y expulsión. Sin embargo, es importante saber que hay casos que, aunque pequeños, intentan hacer la diferencia.
Frente a esta realidad, un grupo de personas provenientes de distintos ámbitos y con diversas creencias ha decidido que su lugar no era el de espectador de televisión ante una realidad de la que también forman parte, aunque no ocupen la misma coordenada temporo-espacial. Por eso crearon "Refugio Humanitario Argentino", una asociación que brinda refugio a familias sirias.
La guerra en Siria comenzó en el 2011, y aunque se la denomina "guerra civil", otros países no han quedado al margen. Así lo explica el politólogo y sociólogo argentino Atilio Borón: "El diseño estratégico de Washington en Medio Oriente tenía como objetivo fundamental -¡pero ya no más, porque ahora la Casa Blanca tiene otras prioridades en el área!- provocar la caída de la República Islámica en Irán, para lo cual había que destruir los apoyos con que contaba en su entorno inmediato y entre los cuales sobresalía Siria por su locación geográfica, su condición de país limítrofe con Israel y Turquía, su población, su economía y la prolongada estabilidad política del régimen imperante".
El objetivo de la Asociación es ayudar a que familias sirias que quieran salir de su país y viajar a Argentina puedan hacerlo. Y no solo eso, sino que al llegar puedan encontrar un nuevo hogar, trabajo y contención social.
"Creemos firmemente que aunando fuerzas y recursos esta tarea no es una misión imposible", señalan desde la Asociación.
Éste fue el caso de la familia Barbar que llegó desde la ciudad de Alepo, en Siria, hasta Argentina. El viaje no fue corto: por tierra llegaron al Líbano; desde allí tomaron un avión hasta Turquía, luego hasta Roma y San Pablo, y finalmente a Buenos Aires. Allí, los recibió una voluntaria de la Asociación: Liliana. Ella los ayudó para que consiguieran las visas para poder llegar. Al igual que todos los que están unidos a esta red solidaria, ella lo hace de forma desinteresada.
“Todo el proceso fue muy conmovedor. Para ellos estar acá es un shock cultural muy grande, por eso la contención emocional es tan importante”, contó Liliana en una entrevista.
La Asociación nació a partir del posteo en Facebook de una persona que decidió formar parte de un programa para recibir en su casa a una pareja siria que hoy está aprendiendo el idioma y además ha comenzado un emprendimiento gastronómico.
¨Es una sensación de optimismo. Estamos con muy buena gente, felices de poder estar aquí para empezar una nueva vida en un nuevo hogar y con la posibilidad de trabajar", señaló uno de los recién llegados.
A partir de ahí, se contactó con un sacerdote argentino de la zona de Alepo y es él el que envía la información de las familias; luego hay otros que se ofrecen como "llamantes" voluntarios.
Ser llamante significa que una familia podrá emigrar gracias a su llamado y que se convertirá en su principal referente al llegar al país; ya que el Gobierno Argentino exige un intermediario para que puedan ingresar.
La Asociación actúa para dar forma a toda la red, brindando contención y acompañamiento, tanto en la inserción como en la tarea de los llamantes.
En el sitio web de la Asociación puedes conocer más información, visitar los casos de las familias que ya llegaron, y las que esperan que un llamante las reciba.
¡Tú puedes ser uno de ellos!