Cuando los adultos hablan sobre los niños, es muy común escuchar expresiones como: "este niño es muy difícil", "los chicos de ahora son incontrolables", "este chico es un dolor de cabeza". Esas frases están cargadas de una violencia inconsciente, que deposita en los niños la frustración de los adultos, que quieren que los pequeños se amolden a sus expectativas, en lugar de conocer a cada niño y formar un vínculo emocional abierto con ellos.
No hay niños difíciles, lo difícil es ser niño en un mundo como éste. Vivimos en un mundo competitivo o exigente en el que tanto adultos como niños están sometidos constantemente a la obligación de alcanzar expectativas y cumplir con estándares sociales. Para los niños, eso es tan angustiante como para los adultos, porque muchas veces los pequeños no saben cómo expresar sus emociones o peor, no encuentran un adulto dispuesto a escucharlas.
La mayor parte de ellos está de acuerdo con que un niño debería aprender a montar en bicicleta, a comer con cubiertos y a escribir, y piensa que los padres, los maestros y todos los adultos involucrados en la crianza deberían ayudarlos en esos aprendizajes. Pero no todos tienen en cuenta que aprender a entender, expresar y controlar las emociones es igual de importante, y es también un proceso de aprendizaje que necesita de la compañía y el cariño de los adultos para llevarse adelante.
Cómo ayudar a un niño a comprender, expresar y controlar sus emociones
La tarea de acompañar a un niño en su aprendizaje emocional es muy compleja, diferente y única con cada niño y, sobre todo, requiere de mucha paciencia, atención y amor. Sin embargo, hay algunos consejos generales que pueden tenerse como guías, sin olvidar que cada caso es particular.
Anímalo a explicar lo que le pasa con refuerzos positivos
Imponerle a un niño lo que tiene que hacer o amenazar con castigarlo a veces parece el camino más fácil, pero no lo es. Hay que reemplazar esos estímulos negativos por refuerzos positivos: explícale que si intenta calmarse, pensar y poner en palabras lo que le pasa, se sentirá mejor. Puedes usar algún juego o juguete preparado para eso, como el frasco de la calma.
Si el niño pone un muro a su alrededor, tú no construyas otro
Cuando un niño está enojado, o "se porta mal", que es muchas veces su forma de demostrarlo, está a veces intentando protegerse de algo que lo angustia. Si el niño construye esa barrera entre él y el mundo, y los adultos responden de la misma forma, con enojo, con represalias o con castigos, la situación se puede volver un círculo vicioso.
Hazle preguntas, pero no un interrogatorio
Hablar con un niño que no está pudiendo expresar sus sentimientos es lo que él necesita. Sin embargo, la ansiedad que tenemos los adultos a veces nos empuja a preguntar de un modo incisivo, similar al de un interrogatorio, que puede asustar al niño y lograr el efecto contrario, porque un niño asustado se queda callado. Invítalo a contarte lo que le pasa, pero no le hagas preguntas demasiado directas que tal vez no sepa responder.
Expresa tu confianza en él
Para que un niño pueda expresar sus emociones es necesario, como para cualquier cosa, que antes esté seguro de que lo puede hacer. A veces reforzar su seguridad puede ser tan sencillo como usar algunas frases simples: "yo creo en tí", "estoy seguro de que te endenderé si me lo explicas" o "eres muy inteligente y podrás explicarme lo que te molesta".
Demuestra abiertamente tus propios sentimientos
No podemos pretender, como adultos, que los niños sean emocionalmente abiertos si no lo somos con ellos. Decirle cuánto lo quieres o "te amo y nada de lo que digas cambiará mi amor hacia ti" son muestras de afecto que los ayudarán a abrirse.
Déjalo comunicarse mediante el juego
El juego y el arte son los lenguajes naturales de los niños. Si no puede expresar sus emociones abiertamente, tal vez sí pueda hacerlo en un juego de roles, cambiando de papel contigo, metiéndose en un personaje o dejando que su juguete favorito hable por él.
Jamás lo compares con otros
Las comparaciones con otros niños (sus hermanos, sus compañeros, sus primos, los niños de la televisión) pueden herir mucho a los pequeños: cuando se les dice que otro niño hace bien lo que ellos no están haciendo, lo único que se logra es que crean realmente que son peores o incapaces. Recuerda que cada niño es único, así que cuando hables con él habla de él, no de los demás.
Observa su lenguaje corporal
Los niños a veces no pueden expresarse verbalmente, pero con sus gestos, sus pequeñas acciones e incluso con síntomas físicos como dolores o fiebre, indican que algo les sucede.
Sigue tus corazonadas
Ningún consejo será tan efectivo como hacer lo que sientas y creas correcto. Si decides con amor y sinceridad cómo intentar comunicarte con un niño, y tú lo haces abiertamente, él también lo logrará.