En esta oportunidad hablaremos de un documental que nos ofrece una manera distinta de entender el cambio climático, permitiéndonos mirar otra cara de lo que está sucediendo hoy en el mundo y de lo que poco o nada se habla. Kiss The Ground nos hace poner los pies en la tierra y entender que la solución a la mayoría de nuestros problemas radica en la manera en la que nos relacionamos con el suelo.
Si pensamos en el cambio climático, seguramente lo primero que nos imaginemos sea una fábrica humeante, un embotellamiento de vehículos o ganadería hacinada en lugares pequeños. Efectivamente, esas y muchas otras realidades son las principales fuentes de emisión de gases de efecto invernadero (GEI), pero si quisiéramos revertir todo lo que está sucediendo ¿Solo debemos dejar de producir estos gases?
Si bien reducir la emisión es fundamental, la solución no es tan simple. Los gases liberados a la atmósfera pueden permanecer allí por muchos años, incluso cientos. Para poder visualizarlo les propongo que imaginemos un balde llenándose con agua de un grifo. El agua del balde serían los GEI acumulados, los cuales van a permanecer en el balde sin importar que cerremos la canilla.
Si bien es importante detener el flujo de agua para que deje de llenarse el balde, también lo es agujerear el balde para que pueda vaciarse. Kiss The Ground nos muestra que la tierra puede ser un gran agujero en el balde, luchando de nuestro lado, absorbiendo grandes cantidades de dióxido de carbono de la atmósfera.
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Desde nuestros primeros pasos sobre la tierra hemos dependido de una u otra manera del suelo para obtener recursos, permitiéndonos sobrevivir y expandirnos como especie. Nuestra manera de vincularnos con el suelo fue cambiando con el tiempo, siendo cada vez más exigente con él y su capacidad para darnos recursos.
Esta exigencia tuvo como punto de quiebre la Segunda Guerra Mundial, con la aparición de insecticidas y herbicidas industriales y, finalmente, con la ingeniería genética al servicio de las grandes corporaciones agrícolas, dando lugar a las plantas transgénicas resistentes a herbicidas. En este documental se deja en evidencia la insostenibilidad del modelo de producción actual y nos propone una alternativa sostenible y amigable con el ambiente.
Para poder hacerle frente al cambio climático tenemos que cambiar nuestra manera de ver a la tierra. Cuidando el suelo nos cuidamos a nosotros mismos, y de eso trata este documental. Un suelo sano no solo genera alimentos sanos sino también que nos protege, y para eso es necesario que sea un suelo vivo, diverso en sus microorganismos.
¡Si todavía no viste Kiss the Ground te propongo que lo hagas y nos digas qué te pareció! Si ya la viste, te invito a que reflexiones sobre la manera en la que podríamos mejorar nuestra relación con la tierra. ¿Te parece que es posible nuestro grano de arena para hacer este mundo un lugar sostenible y amigable con el ambiente?
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